Más de un año pasó del grave accidente que le cambio la vida a Juan Carlos, quien en ese entonces tenía 19 años.

El joven luqueño volvía del trabajo, al cual ingresó al terminar el colegio, quería pagar sus estudios universit arios, ya que sus padres no tenían la posibilidad de costearlos.

“Mi hijo siempre quiso estudiar Despacho aduanero, pero ahora con todo lo que vivió después de su accidente, sueña con ser licenciado en Enfermería para devolver todo lo que a él le ayudaron, a las personas que como él tuvieron que pasar por el hospital”, dijo Carolina Giménez, madre del joven.

Doña Carolina comentó que su hijo tenía la preferencia y de la nada le salió un auto que lo tiró media cuadra. “Un ángel hizo que el auto que venía en frente parara a centímetros de su cabeza y lo salvó de una muerte segura, en realidad le rozó la cabeza”, dijo. La madre, no sabe cómo, pero en ese momento el joven se levantó, fue algo milagroso.

“Desde el principio Dios se manifestó a nuestro favor, él solo salió de la ruta y fue a recostarse por la pared de un negocio donde se desvaneció, solo tenía rasguños, pero empezó a convulsionar por el golpe en la cabeza, 45 minutos después llegó la ambulancia, lo trataron de drogadicto por la convulsiones”, contó.

Necesita cirugía, perdió parte del cráneo y le pondrán platino

Con todo lo que vivieron la doña y su esposo se quedaron sin trabajo, pero siguen gracias a la solidaridad de la gente que los ayuda. “Mi exjefa que es como un ángel para mí nos dio una casa donde vivir hasta que podamos volver a trabajar, ya que mi hijo se volvió un niño gigante y necesita ayuda las 24 horas, él necesita una cirugía, ya que perdió una parte del cráneo y le tienen que poner platino, gracias a las actividades estamos solventando los gastos”, he’i.

El joven estuvo 20 días en terapia y dos semanas en sala, a pesar de que seguía con traqueotomía y sonda le dieron el alta. “Mi marido y yo no teníamos experiencia, gracias a la oración y la fe mi hijo se está recuperando, se mueve bien y puede comunicarse”, señaló. Agregó que Dios nunca los abandonó, pero que la persona que lo accidentó no ayudó, “él solo le interesaba si mi hijo murió o no o si estaba borracho”, he’i.