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GUILLERMO ÁLVARO PEÑA: “Raúl Vicente era un fenómeno”

GUILLERMO ÁLVARO PEÑA: “Raúl Vicente era un fenómeno”

El exdelantero de la selección de Bolivia en el Mundial de EE. UU. 1994 tuvo elogiosos conceptos hacia el campeón de América de 1990.

  • POR OSCAR PATIÑO RIVEROS

Guillermo Álvaro Peña (56 años) fue uno de los mejores delanteros bolivianos de todos los tiempos, con la selección de su país jugó 4 copas América, brilló en las eliminatorias de 1993 y luego en el Mundial de Estados Unidos 1994.

Además, vistió la casaca de varios clubes de Bolivia, Chile y Colombia, hoy es un gran entrenador. Trabajó mucho tiempo en el FC Dinamo de Kiev de Ucrania, donde se perfeccionó como DT. Hasta hace un par de meses estaba dirigiendo al Nacional de Potosí, tiene licencia FIFA y licencia Pro de la Conmebol.

Desde su natal Santa Cruz de la Sierra conversó con Crónica sobre su pasado como futbolista, su visión como entrenador, su óptica del porqué el fútbol boliviano está estancado y recordó con admiración al paraguayo Raúl Vicente Amarilla, campeón de América con Olimpia en 1990.

“Raúl Vicente Amarilla era un crack, un fenómeno, un delantero extraordinario, aprendí mucho de él. Delanteros como él ya no veo en el fútbol de hoy, Erling Haaland, del Borussia Dortmund, me hizo acordar de Raúl Vicente Amarilla. Creo que en estos momentos Haaland es el delantero más completo del mundo”, dijo Peña, quien conoce muy bien el puesto.

Peña nació en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) el 11 de febrero de 1965, su padre fue entrenador de boxeo, por lo que él practicó boxeo y fútbol al mismo tiempo.

“Hice boxeo un tiempo por mi padre, pero no era mi vocación; me gustaba mucho el fútbol y no me arrepiento de haber elegido este deporte”, señaló el mundialista en EE. UU. 94.

“En Bolivia no hay buenos formadores”

Peña en un partido de eliminatorias ante Brasil.

Pasaron 26 años de la última vez que Bolivia clasificó a una Copa del Mundo, fue en Estados Unidos 1994; Peña fue clave en las eliminatorias e hizo un gran Mundial. Al ser consultado por qué la selección verde no volvió a clasificar, dijo: “En Bolivia no hay buenos formadores y si tenemos déficit desde las formativas, cómo vamos a tener buenos jugadores”.

“Antes había más técnica, más entrega”

Guillermo con su clásica “9”.

Para Peña la diferencia ent re el fútbol que se practicaba en su época y el que se practica hoy en día es que 20 o 30 años atrás los futbolistas dejaban el alma en la cancha, cosa que ya no pasa hoy en día.

“Cuando yo jugaba y no lo digo porque yo jugaba, lo digo porque era así, antes había más técnica, más amor por lo que uno hace, más entrega, más garra a la hora de jugar y ese amor por las cosas que uno hace lo traíamos de la casa, hoy se perdió hasta el respeto por los padres y por los mayores. Si no respetas a tus padres, cómo van a respetar a su entrenador y eso se traslada a las canchas”, afirmó.

 

Paraguay ha progresado un montón ndaje

En compañía del técnico argentino Marcelo Bielsa.

Añora los años de esplendor de la selección de su país y en medio de tanta añoranza cambió el tono de su voz y con un timbre que denotaba tristeza añadió: “El fútbol de Bolivia está muy bajo. En 1994 nosotros teníamos una selección con personalidad y éramos un equipo, eso no es fácil de lograr. Yo estoy orgulloso del progreso que tuvo Paraguay, Venezuela, Chile, crecieron un montón; sin embargo, nosotros nos estancamos. Bolivia no tiene un centro de alto rendimiento como tienen las demás selecciones. Son pocos los dirigentes de fútbol de mi país que quieren el progreso de nuestro deporte”, sentenció.

De vender gaseosa a jugar un Mundial y vivir en Europa

Guillermo Álvaro Peña dirigió hasta hace poco al Nacional de Potosí.

Nació en el seno de una familia muy humilde, junto a su familia vivió un tiempo bajo las graderías del estadio “Tahuichi Aguilera” de Santa Cruz, en su niñez vendió empanada y gaseosa en los estadios, mientras soñaba ser él, uno de los 22 jugadores a quienes veía correr dentro del campo de juego.

Su fuerza de voluntad, su esfuerzo y su talento lo llevaron a la cima, a lo más alto; lo llevó a jugar un Mundial con su selección. Fue parte de las eliminatorias de 1993 y estuvo en la Copa del Mundo del siguiente año.

Ya como DT vivió 7 años en Europa, específicamente en Ucrania, donde trabajó en el FC Dinamo de Kiev. “Me trataron muy bien en el Dínamo, me respetaron y hasta ahora recibo el cariño de la gente del club”, acotó.

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