El que fuera zaguero de varios clubes de Primera cuenta su verdad. Su actividad actual y anécdotas que vivió detrás de la pelota.

• Por Juan V. Duarte

Reconoce que siempre fue un zaguero “temperamental” y hasta “agresivo”, una característica que le acompañó a lo largo de su carrera. Pero para Carlos Alberto Ortiz Alonso (38 años) su vida como futbolista estuvo marcada por buenos momentos y otros no tanto.

En esta entrevista con Crónica, Carlos se abrió con una sinceridad poco habitual, para contarnos que no siempre tuvo la sabiduría de saber administrar lo que supo ganar en el fútbol.

“En realidad gané buen dinero, pero era pendejo y me llevaba la vida por delante, no pensaba en administrar mejor lo que gané, reconozco que fue culpa mía el perder todo lo que gané, invertí mal, esa es la verdad, y si yo tuviese la mentalidad que tengo ahora, sería otra la historia”, comenzó diciendo.

En ese sentido, refirió que “en un momento me perdí, toqué fondo, pero me recuperé. Me deprimí por haber despilfarrado todo lo que gané y le pedí ayuda a Dios para que me diera entendimiento y sabiduría. Hoy puedo decir que soy otra persona”, remarcó.

Es ahí donde agradece al fútbol, por haberle apartado de los vicios. “Hace casi 4 años que me alejé de todo lo que me hacía mal. Yo soy de un barrio muy humilde (Santísima Trinidad) y jugar al fútbol era lo único que podía hacer, porque el estudio nunca fue lo mío, era jugar o meterme en otra cosa que era bueno para mí”, agregó.

Eso sí, en la cancha lo dio todo siempre y los más de trece clubes donde jugó avalan mbarete su trayectoria.

No jugar en el Guma fue otra “espina”

Ortiz comentó que le hubiese gustado jugar en Libertad. “Más que nada por mi abuelo, que era fanático de ese club, siempre le decía que si llegaba a jugar le iba a regalar una camiseta mía de Libertad. Lastimosamente no se dio y por eso le pedí una al “Patito” Aquino. Él me regaló y gracias a Dios se lo pude dar a mi abuelo antes de su fallecimiento”, recordó.

“Me expulsaron muchas veces por mi forma misma de jugar”

Carlos reconoce que su mejor momento se dio en la temporada 2010 jugando por Sport Colombia, lo que justamente le valió su transferencia al Blooming de Bolivia, donde también tuvo su historia.

Eso sí, siempre fue un abonado de las expulsiones. “Me expulsaron muchas veces por mi forma misma de jugar, yo era muy temperamental y hasta agresivo a la hora de marcar. Era sacar la pelota o lo otro (falta al rival), eso fue siempre así”, reconoció sin pestañear.

El “Tigre”, el delantero más difícil; “Colorado”, referente

De los jugadores de su época, Ortiz no duda en citar a César “Tigre” Ramírez como el delantero más difícil de marcar. “Lo dije siempre, acá y en los otros países donde me preguntaron. El “Tigre” era jodido. Hatã opyrû pe enano”, he’i. Y de su puesto, el referente mayor para él fue el “Colorado” Gamarra.

“Mi jugador a seguir siempre fue Gamarra, trataba siempre de imitar su manera de salir jugando, pero en la marca yo era más agresivo y temperamental”, reconoció Ortiz, que debido a problemas de rodilla ya no pudo seguir jugando.

De agente de crédito, guardia de seguridad y más para sobrevivir

Una casa de crédito, guardia de seguridad y ahora en una fábrica de jeans, son algunas de las actividades que venía y viene haciendo Ortiz para poder sobrevivir, tras dejar el futbol.

“Siempre fui de Trinidense y Rubio Ñu, porque soy del barrio. Salí campeón en los dos clubes, pero nunca me dieron la oportunidad de trabajar como técnico ahí, siempre me cerraron las puertas”, comentó. El club que sí le dio esa oportunidad es el 3 de Noviembre, donde está como uno de los técnicos del selectivo.