Médico dice que están muy golpeados anímicamente a la hora de entregar las recetas y ver la angustia de los familiares al tener que rebuscarse.

Hospitales colapsados, gente esperando en sillas que se desocupe un lugar para ingresar, medicamentos en falta, oxígeno al límite, desesperanza y cuadros de angustias marcan la triste realidad que se vive en todos los hospitales de nuestro país en estos momentos.

“Como en todas partes, el sistema aquí en nuestro hospital está desbordado. Estamos con demasiadas necesidades de medicamentos, el oxígeno que tenemos que recargar una vez por día, no hay balones, y lo que me llama la atención es que las campañas políticas siguen y no falta plata para eso”, expresó el director de Terapia del hospital de Villarrica, doctor Jorge Battaglia.

“Los familiares de pacientes están pasando mal, son los que más sufren porque tienen que salir a rebuscarse. No podemos acceder al pytyvõ medicamentos. No es fácil para nosotros salir a dar una receta y escuchar el clamor de la gente cuando no tiene para comprar. Anímicamente nos afecta muchísimo y a eso se suma nuestro cansancio físico. Todos los días tenemos que pasar por eso y la carga emocional para nosotros es muy alta”, dijo.

“Los pedidos que manejamos en este hospital para terapia son de 5 a 10 por día y acá hay lugar para 6 solamente, algunos son trasladados, a otros los asistimos ventilándolos o intubando, pero creo que de esos 10 pedidos probablemente 5 terminan falleciendo. La mitad de los enfermos muere esperando terapia”, he’i.

Eso sí, para finalizar aseguró que “hay que entender que ampliando las terapias no es la solución, mientras la gente no tome conciencia”.

Siente impotencia al ver gente en las canchas jugando piqui

“Siento tanta impotencia cuando salgo a trabajar y veo a gente aglomerada en las canchas jugando piqui o las campañas políticas que siguen aglomerando gente como si fuera que no está pasando nada. Eso no lo puedo asimilar, uno está tratando de hacer su parte y otro grupo hace todo lo contrario. Eso cansa”, he’i.

“A veces nos preguntamos si es que tenemos que abandonar los hospitales para que la gente entienda que nosotros también estamos cansados. No sé cómo la gente todavía no toma conciencia personal, tenemos que darnos cuenta que son nuestros seres queridos, amigos o vecinos los que están muriendo. Duele cuando tenés un internado o fallece un amigo o algún vecino”, expresó.

El paciente más viejo internado en terapia es de 42 años de edad

“Acá ya se suspendió la vacunación porque se terminaron las vacunas, justo que iba a empezar a tocarles a personas que todavía salen a trabajar. No quiero me malinterpreten, pero hubiera preferido que se vacunen primero los jóvenes que tienen que salir a trabajar y traer el sustento a la familia, el que tiene que viajar en colectivos, pero tendrá su explicación el porqué se inició con personas mayores”, lamentó.

“El paciente más viejo que tenemos en estos momentos internado en terapia es un hombre de 42 años. El impacto que tiene la muerte de un padre de familia que deja hijos pequeños es demasiado grande y el escenario hoy es que las terapias están llenas de gente joven”, dijo.