El parate a causa del covid le afectó, como a muchos. Le costó volver, pero su pasión por la pelota la tiene nuevamente en el ruido de la competencia. Atendé lo que dijo.

• JUAN DUARTE

Pasión por el fútbol y apoyo familiar. Es todo lo que necesitó desde chiquita Marta Agüero (28) para corretear la pelota. Y si a eso le sumamos que la abuela era aún más fanática que ella, nos encontramos ante un panorama completo para que esta soberbia defensora, que tiene claro lo que quiere y cómo lo quiere, pueda seguir su sueño.

“Para mí fue y es fundamental el apoyo de mi familia, mis padres siempre me apoyaron. Mi mamá, mi papá, mis abuelos… mi abuela es super fanática, cada gol mío se celebraba en familia”, refiere Marta en esta entrevista con Crónica.

Esa pasión por la pelota la empezó a desarrollar en su Barrero natal. “Nunca me sentí discriminada en ese sentido, yo jugaba con los varones y siempre me respetaron. Me escapaba para jugar porque para mí el fútbol lo es todo. Prácticamente toda mi vida se resume en el fútbol, lo tengo en la sangre y quiero seguir jugando hasta morir, hasta que Dios diga basta” añade, como toda futbolera de bien.

De Barrero a Barrio Obrero, Marta llegó muy joven para jugar en Cerro Porteño. “Estuve 12 años en el club y de ahí pasé ahora a Libertad”, añadió.

Sin embargo, la llegada de la pandemia supuso un punto de inf lexión para Marta. “Me afectó muchísimo, sobre todo en la parte física, estábamos sin competencia y subí casi 22 kilos. Dejé de entrenar y me dejé estar. La falta de apoyo dirigencial y el hecho de que no teníamos siquiera un sueldo me deprimió, pero gracias a la gran ayuda de una directora técnica que creyó en mí me puse las pilas y volví a entrenar. Quiero ponerme bien físicamente porque quiero mi revancha, quiero jugar el mundial”, aseguró.

Agradecida con Cerro, pero el contrato se lo dio el Gumarelo

Como todo en la vida, uno vive de su trabajo y Marta encontró en el equipo de Libertad-Limpeño, la oportunidad de ser valorada como profesional.

“Libertad representa un club bastante importante para todas las chicas, nos da la posibilidad de ser y crecer como profesionales, para que podamos manejarnos como queremos y ser respetadas. Yo creo que todas tenemos que luchar por eso, de que no solamente nos miren como jugadoras, sino como profesionales, de que podemos mojar la camiseta y representar al país. A Cerro le agradezco el apoyo que me dieron, pero acá me dieron un contrato y es algo que valoro mucho”, remarcó. En la práctica, la mayoría de los equipos solo pagan sueldos a tres jugadoras. ¿Una injusticia, no?

“Fuimos criticadas, pero nadie sabe el sacrificio que hacemos”

Marta se siente orgullosa de muchas de sus colegas, porque aun sin recibir ningún estímulo económico hacen un esfuerzo por competir. “Fuimos criticadas muchas veces, pero nadie sabe el sacrificio que hacemos.

Hay colegas que reciben 10 mil, 15 mil guaraníes por partido. Muchas ni siquiera pueden comprarse un botín, un short o una media. Por eso no perdemos la esperanza de que las autoridades del fútbol puedan valorar nuestro sacrificio. Necesitamos competir con equipos de mayor nivel internacional también”, remarcó.

La jugadora a quien admira y el estadio más purete donde chutó

“Yo soy mi propio espejo”, afirma Marta, pero a la jugadora que más admira es a la portera paraguaya Gloria Saleb (Shishi). “Es un ejemplo como persona y profesional. Siempre estuvo ahí.

De mañana vende yuyos, a la noche trabaja como moza y después se van a entrenar, mis respetos y admiración hacia ella”, refiere. En cuanto al estadio que más le impactó citó el Yurtec Sendai-iyagi Japón. “Es impresionante. Me gustaría que todas podamos conocer lo que es Japón”, concluyó.