El exzaguero del Guma y otros clubes contó que trancó con muchos matungos en su carrera, pero fue el exdelantero franjeado el que le volvía loco a la hora de marcar.

• POR GERARDO BENÍTEZ MONGES

Éver Marín es un exzaguero central, recio por cierto, que en la década de los 90 lució alto en el club Libertad. Le tocó descender en el 98 con el Guma a la Intermedia, como así también ascendió de vuelta con el equipo en el 2000.

En su paso por el fútbol encaró y trancó con un montón de delanteros corpulentos en ese tiempo, pero hubo un jugador que le sacaba de las casillas, cuando tenía que chocar con Olimpia, en los partidos de la Liga.

“En esa época había centrodelanteros fuertes, de choque, que me tocó marcar, como Richart Báez, el “Tanque” Torres y Miguel Sanabria en Olimpia, pero había uno en ese equipo que no era grande de físico, pero me volvía loco para marcar. Ese es Mauro Caballero, quien sabía moverse de aquí para allá frente al área”, recordó Marín.

“No se quedaba el tipo, Mauro era mortal, me hizo ver estrellitas muchas veces, odispará la tipo”, le bajó riéndose ya a estas alturas.

Dijo que su pareja en la zaga central era Víctor Cañete, con quien se turnaban para meter marca a los delanteros. “En Cerro Porteño, ‘Matador’ Núñez, cuando estaba en su apogeo, y en Guaraní, Édgar ‘Chito’ Báez” indicó, nombrando entre otros a los que consideró más difíciles de marcar.

Éver llegó a la “Huerta” en 1991, proveniente de Gral. Caballero (ZC), gracias al profe Carlos Báez, quien ya lo dirigió en Zeballos Cué y estuvo hasta el 2001, para pasar luego al club San Lorenzo.

En Guaraní de Acahay, su principio y final

Marín comenzó su carrera deportiva en las inferiores del club Guaraní de la Liga Acahayense, a los 15 años; de ahí pasó al Gral. Caballero (ZC), para saltar casi de inmediato al Guma, donde llegó en 1991. “En el 93 debuté en Primera de Libertad con el profesor Pedro Fernández y a partir de ahí ya jugué casi seguido. Toda esa transición del descenso y posterior ascenso lo pasé con el equipo”, indicó seguidamente. Tras pasar por varios clubes, y cumpliendo una promesa, colgó los botines, retornando a sus orígenes, el Guaraní de Acahay, en el 2007.

“Dejé el fútbol porque ya tenía un pequeño negocio de comida rápida y quería dedicarme a él, junto con mi familia”, sostuvo.

Chocho cuando fue a Tuyucuá y triste al dejarlo

Éver se declaró “repollero” de cuna, pues su papá y toda la familia fueron siempre hinchas del club de Tuyucuá. “Cuando me tocó ir a probar en Libertad me puse demasiado contento, era la oportunidad que quería; así también, en el 2001 me tocó el lado amargo al tener que dejar el club para ir a otro, pero son cosas que pasan en el fútbol”, manifestó. Respecto al tema del momento, selección nacional, dijo que confía en que la Albirró va a clasificar para el Mundial de Qatar 2022.