El mediocampista oriundo de la ciudad de Encarnación ya debutó en Primera División con el Deportivo Capiatá, pero a causa de la pandemia tuvo que aprender a hacer mezcla.

• POR OSCAR PATIÑO RIVEROS

La carrera de futbolista no se reduce a ir a entrenar, jugar los fines de semana, anotar goles y salir en la tapa de los diarios, es mucho más compleja, así como tampoco todos logran brillar a los 17 años como Leo Messi y Julio Enciso, la actual estrella de Libertad.

La mayoría batalla años y años para llegar a Primera División y en algunas ocasiones, pese al esfuerzo, tampoco llegan.

Un claro ejemplo es la historia de Carlos Javier Ramírez Cáceres (22 años), mediocampista que llegó a jugar en la máxima categoría de nuestro fútbol vistiendo la casaca del Deportivo Capiatá y ahora está sin club, mientras entrena con el profesor Juan Marecos.

Después de militar en el equipo “escobero” en el 2019, el año pasado la pasó muy mal, se quedó sin club, a causa del covid no se jugaron los torneos de ascenso y tuvo que trabajar de ayudante albañil para sobrevivir.

“La vida del jugador es muy sacrificada, se pasa muchas cosas tratando de alcanzar el sueño o la meta que uno tiene. Además tenés que dejar lo más importante, la familia, muchas veces debes salir de su zona de confort para vivir la realidad de lo que significa encarar una carrera futbolística. Yo siempre tuve el apoyo de mi familia, pero aun así no es fácil”, admitió el atleta.

Ramírez Cáceres nació en la ciudad de Encarnación el 2 de marzo de 1999, comenzó a jugar en la escuela de fútbol “Nito Villalba”, luego pasó al club Deportivo Encarnación y más tarde defendió los colores del Nacional de la misma ciudad.

Trabaja con el profe Marecos y espera una nueva oportunidad

El técnico que lo puso en Primera División fue el argentino José Horacio Basualdo en el Deportivo Capiatá en el 2019, pero no tuvo continuidad y eso le imposibilitó consolidarse en la máxima categoría de nuestro fútbol.

En el primer semestre de este año vistió la casaca de Guaraní de Trinidad, equipo de la División Intermedia, pero su contrato finalizó el 30 de junio pasado y desde ese momento está trabajando con el profesor Juan Marecos, a la espera de una nueva oportunidad.

En 2020 hizo de ayudante albañil ndaje

La pandemia lo dejó sin trabajo en el año 2020, un amigo (Derlis Duarte) lo alojó en su casa y para ganar unos guaraníes y ayudar con los gastos del día a día Carlos Ramírez trabajó de ayudante albañil.

“En el año 2020 no tuvimos fútbol en la Intermedia ni en ninguna otra categoría del ascenso y, como no pude jugar en un equipo de Primera, trabajé en albañilería. Derlis Duarte, un amigo, me recibió en su casa, le estoy muy agradecido. Y para ayudar con los gastos trabajé en albañilería justamente con el papá de Derlis, esa gente me ayudó mucho”, afirmó.

Cursa el tercer año de la carrera de Derecho

Carlos Ramírez es consciente de que el fútbol es una lotería, razón por la que además de darle a la pelota también le da con todo a los libros. El pelotero cursa actualmente el tercer año de la carrera de Derecho en una Universidad privada, en la ciudad de Encarnación.

“Estoy en el tercer año, quiero ser abogado, varios de los integrantes de mi familia lo son y yo sigo la misma línea. Ya hubiese concluido la carrera, pero por el fútbol tuve que dejar dos años”, aseguró.