“Superé la absorción del humo, la caída del techo no me alcanzó, el fuego tampoco llegó a mí. Yo no tengo dudas que Dios me sacó de ese infierno”, relató

“Me estaba muriendo de a poco, me faltaba el aire, hasta vi una luz que creo que era el camino al cielo o vaya uno a saber. Solo Dios pudo haberme rescatado de ese infierno”. La frase pertenece a don Fabián Arrúa (68), reconocido preparador físico y profesor de educación física de nuestro país.

A él, la vida le puso una prueba muy, pero muy grande. Hace exactamente 17 años que se enfrentó a una de las situaciones más inimaginables, que incluso marcó un antes y un después en la historia del país. Fue uno de los sobrevivientes de la tragedia del “Ycuá Bolaños”, ocurrido el 1 de agosto del 2004, en donde más de 400 personas fallecieron.

“Yo nací el 13 de noviembre de 1951 y el 1 de agosto del 2004. Ese día volví a la vida”, dijo mientras los recuerdos de aquel fatídico día le llegan a la mente.

“Entré al supermercado para hacer algunas compras de la casa. De pronto escucho una explosión que provenía del patio de comidas. Ahí me percate que una bola de fuego venía hacia nosotros y el techo comenzaba a caer, fue terrible”, contó y siguió: “Rápidamente todo se puso oscuro. Comencé a caminar y nuevamente escucho otra explosión, ahí ya todo fue desesperación y lamentos. Yo seguía caminando, buscando una salida. En eso me di cuenta que estaba caminando sobre cadáveres”, añadió.

“La humareda se adueñó del lugar, todo era oscuro, era un infierno. Estaba con un grupo de 4 personas y entre todos veíamos cómo nos estábamos muriendo de a poco por la falta de aire”, describió.

“Ya no había nada que hacer. Llegó un momento en que dije ‘hasta acá llegamos’, cuando de pronto se escuchó un grito: ‘¡Señor, dame fuerzas!’ y eso nos dio un empuje y los que estábamos ahí comenzamos a rogar a Dios. En eso saqué fuerzas de no sé donde, salté un bloque y encontré a unos bomberos que me rescataron. Un milagro ocurrió”, explicó.

“Todos los que rogamos nos salvamos”

En aquel entonces, Fabián Arrúa trabajaba como preparador físico en el Club Sol de América. “Cuando estaba por tirar la toalla me llegaron a la mente imágenes de mi familia, amigos, los muchachos a quienes dirigía y eso me ayudó a no rendirme”, dijo el capo de la preparación física.

“Cuando los bomberos me sacaron, me alzaron a una patrullera y de allí me llevaron a IPS. Los cuatro que nos unimos a rogar a Dios en la oscuridad nos salvamos”, detalló.

“En ese momento estaba medio inconsciente en la patrullera. Desperté en IPS. Miré a mi alrededor y vi filas de cadáveres. Fue una locura”, dijo.

“Hoy disfruto cada minuto al lado de mi familia”

El profe Arrúa quedó con secuelas en los pulmones al abandonar el hospital. “Me decían que ya no iba a poder hacer nada, pero yo luché y recuperé. Hoy disfruto cada minuto al lado de mi familia, de mi esposa Olga y mis hijas Lilian Patricia y Natalia Diana”, contó desde su casa ubicada en Ñemby.

“Superé la absorción del humo, la caída del techo no me alcanzó, el fuego tampoco llegó a mí. Yo no tengo dudas que Dios me sacó de ese infierno”, relató.

“Cada tanto me hago la pregunta del porqué yo sí salí vivo y otros no. A lo mejor sigo teniendo una misión de parte de Dios en esta vida”, dijo.

Lastimosamente, a 16 años de esta situación, de esta tragedia, la Justicia todavía no ha podido saldar su cuenta con nosotros. “El resarcimiento no hay. Duele eso, pero bueno, hay que seguir”, finalizó.

MUNDIALISTA
Fabián Arrúa es un reconocido preparador físico y teniente coronel retirado. Estuvo en tres mundiales con la selección Sub-20, desde 1997. Trabajó en varios grupos.

TRABAJO
Actualmente, el profe Arrúa trabaja como asesor en el Club Nacional y también de manera particular, entrenando a jóvenes, jugadores, exjugadores y empresarios en el Jardín Botánico y en el Parque de la Salud.