El nombre se lo ganó porque es de subirse hína a las máquinas sin ningún tipo de duda. Quien ahora es familia contó que vio el momento en el que la dejaron y por eso la crió.

Su cara transmite cariño. Sus ojos regalan amor. Pero por lo que más se destaca esta “firulais” es por el don que tiene para trabajar en una empresa de materiales, donde hace de todo un poco.

“Loca”, como la llaman por la soltura con la que se sube a las máquinas que hay en el trabajo, no solo es guardia del depósito en el que está sino que además entrega los pedidos de materiales.

Como ya tiene una rutina de trabajo, hasta le llevan su “tereré rupa” todas los mañanas. “Mi amigo Rafa tiene un carrito de chura, él pasa a las 8:00 y le deja alguito para que coma, ella se pone re-contenta”, relató Carlos Aguilar, de 39 años, quien es el que cuida de la hermosa perrita.

Ni la pandemia ataja a “Loca” para ir a su laburo, y en ese contexto, don Aguilar recordó que, “nosotros abrimos el local a las 7:00, normalmente. Loca ya me espera sentada a partir de las 6:30 para abrir el depósito. Cuando me agarró covid ella igual se presentaba en el mismo lugar de siempre, todos los días. Ni un día luego faltó”, destacó.

Y no solo está a full con el depósito, sino que ella misma luego hace la entrega de los pedidos de las mercaderías con los encargados de esa tarea.

Además, es tan activa, que hasta es influencer en TikTok, donde junta un montón de seguidores en su cuenta @loca2020py y muestra su día a día trabajando intensamente.

La dejaron al costado de la Ruta 1

Su historia no siempre fue tan alegre. Carlos contó que la llegada de la carismática “firulais” fue un poco triste, porque su familia anterior la abandonó a su suerte en la ruta. “Loca está conmigo desde hace 6 años. A ella la abandonaron en un escampado al lado de la Ruta 1. Sé que la abandonaron porque vi cuando sus dueños anteriores la bajaron”, comentó.

“Muchas personas dejaron a sus perritos para que mueran en ese mismo tramo de la ruta. Es demasiado cruel lo que hace el ser humano”, agregó.

“Me quedé muy preocupado por la pobre perrita y volví. La encontré en el mismo lugar en donde la habían dejado, al costado de la ruta, como esperando a sus antiguos dueños. Cuando abrí la puerta de mi vehículo ella se subió sin dudar al lado de mi hijo, quien estaba conmigo ese día. Nunca vi una perrita más contenta. Cuando la subimos ella estaba en muy mal estado”, reveló.

Tuvieron miedo porque he’i que estaba demasiado piru

Al comienzo, las cosas no fueron tan fáciles. Aunque “Loca” mostraba constantemente una alegría contagiosa, su estado de salud no era el mejor.

“Estaba muy flaca, no se recuperaba, le aquejaban muchas enfermedades. Al comienzo la gente me decía ‘¿para qué lo que querés una perra de la calle que está enferma?’. Iba y venía a la veterinaria. Le agarró moquillo y una infección urinaria. Durante sus primeros meses su dieta fue un balanceado de perros, y de a poco se fue recuperando. Ahora ya se encuentra completamente saludable”, contó recontra contento don Aguilar.

Hoy no solo se la ve fuerte sino que además regala amor en cada mirada, por lo que rápidamente el rollo se encariña con ella.