El futbolista de 23 años, ex-Deportivo Capiatá, está a punto de viajar a Brasil en busca de hacer realidad su sueño, mientras trabaja en lo que pueda.

• POR OSCAR PATIÑO RIVEROS

El fútbol está plagado de historias de superación, esfuerzo y perseverancia, historias contadas en medio se sangre, sudor y lágrima.

La de José Ariel López Balmori es una de ellas. El futbolista de 23 años habló con Crónica y reveló detalles de sus inicios, de su presente y de la forma en que su madre los abandonó a él y a su padre cuando tenía solo 2 años.

Nació en Acahay el 19 de abril de 1998, comenzó a jugar en el Sport San Juan de su ciudad natal, luego fue convocado a la selección de Acahay. Más tarde militó en el 12 de Junio de Misiones y al mismo tiempo defendió los colores de la selección de Ybycuí.

En el 2019 fue fichado por el Deportivo Capiatá, formó parte de la categoría Reserva, pero no llegó a debutar en Primera División. En el 2020 la pandemia dejó a muchos sin la posibilidad de jugar, él fue uno de ellos y desde hace varios meses está trabajando con el profesor Nestor Servián, quien comanda a un grupo de jugadores libres que la próxima semana viajarán a San Pablo, Brasil, para disputar un torneo internacional con el objetivo de “mostrarse”.

Para José Ariel la vida no fue fácil casi desde antes de aprender a caminar. Su madre, Eladia Ramírez, le abandonó cuando tenía 2 años, por lo que él fue criado por su abuela paterna, Andrelina Balmori.

Para sobrevivir, mientras pelea por su sueño de ser futbolista profesional, se gana el pan de cada día limpiando piscina y jardines.

“Yo creo en mi capacidad, estoy seguro que puedo llegar a ser un jugador profesional de nivel y defender los colores de la selección nacional”, señaló.

Después añadió: “Mi padre es mi principal motivación, mi fuerza, él siempre me apoyó en todo pese a sus limitaciones”.

“Papá quedó en silla de ruedas y mamá lo dejó”

El principal motor emocional del futbolista que se desempeña como volante central es su padre, don José Carmelo López Balmori, de 53 años, quien en su juventud tuvo un accidente de trabajo y quedó en silla de ruedas.

La que no se quedó a su lado a afrontar la situación fue su esposa, la señora Eladia Ramírez, madre de José Ariel.

“Papá era albañil y tuvo un accidente, se cayó de arriba, de un andamio y se golpeó la columna, producto de ese accidente quedó en silla de ruedas. Sí, papá quedó en silla de ruedas y mi mamá lo dejó, lo abandonó, en verdad nos dejó a los dos. Yo tenía dos años cuando mi mamá se fue de la casa, por eso me crié con mi abuela”, dijo el atleta. En otro momento aseguró que no le guarda rencor a su madre por el abandono.

Limpia pileta, arregla jardines y vende casas

Hasta el momento el fútbol es una profesión que no le da de comer a José Ariel, pero él cree que es solo cuestión de tiempo, mientras tanto hace de todo un poco para sobrevivir, en este sentido contó que limpia piscinas, arregla jardines y además hace de intermediario en venta de propiedades.

“Yo soy soltero, no tengo hijos, pero debo cubrir mis gastos y hasta el momento con el fútbol no puedo, por eso me dedico a limpiar piscinas, también hago limpieza y arreglo de jardines, y además estoy en el negocio de los bienes raíces. Soy intermediario en la venta de propiedades, vendo y obtengo un porcentaje de ganancia”, admitió.

“Si no jugás los empresarios no te dan pelota”, afirmó

Actualmente José Ariel López Balmori no tiene representante y desde su punto de vista este factor es fundamental a la hora de conseguir un club, ya que los representantes de jugadores solo buscan a los que están “activos”.

“Yo no tengo un representante y por eso me cuesta mucho más, pasa que sino jugás los empresarios no te dan pelota, no te hacen caso. El fútbol es mucho de suerte y de aprovechar las ocasiones que a uno se le presenta”, gatilló.