Carlo, con 10 añitos, sueña en grande y ya es parte del semillero del prestigioso elenco de Porto Alegre.

• POR RICARDO NÚÑEZ

Carlo podría ser la nueva revelación del balompié guaraní. El niño oriundo de Hernandarias prácticamente creció con un balón.

Chuta desde los 3 años y entrena desde los cuatro. Al mitã’i le bastaron 3 semanas para ser adquirido por el semillero del reconocido club portoalegrense.

“Apenas había cumplido cinco y le llevé al club Presidente Franco (futbol de salón), desde ahí no paramos más. Lo de Grêmio surgió de una manera inesperada. Yo ya sabía que si Carlito seguía así, nos iba a tocar pasar estas cosas (partir a un club de primer nivel). Solo que se adelantó demasiado el tiempo para nosotros”, comentó el padre.

“Nos llegó una carta formal del Grêmio, porque vieron un video de Carlito. Yo ahí le digo a mi señora para ir a probar, más por la experiencia que iba a ganar él. Ni pensamos que iba a ser aprobado porque toditos los mitã’i que están allá son unos monstruos en la cancha. El primer día de entrenamiento lloró mucho porque no entendía el portugués”, reveló.

Carlo se dirigió al enrejado del campo hacia su padre y lloró, diciéndole que no entendía nada del idioma, su padre temía que su hijo ya no se sienta cómodo y quiera desistir. En el tercer día, el niño tuvo la oportunidad de ingresar desde el banco cuando su equipo iba empatando 2-2 ante el Fortaleza.

“Cuando él hizo el gol de la victoria yo ya estaba llorando. Toda la gente festejaba gritando ‘o paraguaio, o paraguaio’. Yo creo que luego de eso él tuvo una motivación diferente”, confesó muy emocionado el papá. Grêmio ganó 3-2 gracias a Giménez.

En la semana volvió a marcar, y de tiro libre

“Papá, acá toditos juegan bien”, le dijo Carlito a su padre. Pero el pequeño apodado como “o paraguaio” ya se había ganado el cariño y la confianza de todos sus pequeños compís de Grêmio.

“Él entrenaba con una ropa diferente de prueba y me decía: ‘Cómo quiero pasar y que me den ese equipo azul’”, he’i su padre. Carlo volvió a romper redes en otro amistoso y esta vez de tiro libre.

“Él rezaba toda la noche y pedía de corazón para quedarse porque se sentía muy feliz. Llegó la última semana y dieron la lista de los que quedaron admitidos. Sus compañeros gritaron y le rodearon por completo para festejar con él”, refirió su papá, muy orgulloso.

Se mudarán a Brasil para acompañar el gran sueño

En lo logístico, el padre de Carlo admite que se armó todo un bolonqui porque el niño ya perdió más de 90 días de clases en su escuela y, también, los viajes de ida y vuelta llevan muchísimo tiempo y dinero.

“También estamos esperando con mi señora a una beba que posiblemente vendría en enero. Si era por ellos (la gente de Grêmio), ya nos deberíamos quedar con Carlito, pero primero debemos arreglar las cosas acá en Paraguay. Creo que vamos a seguir haciendo los mismos viajes de ida y vuelta y ya en el siguiente año (en el 2022) nos instalaremos en Porto Alegre con la familia”, explicó el papá.

Su padre no pudo contener las lágrimas

Hubo un momento en que tuvimos que pausar la charla, ya que el señor Giménez no pudo con tanta emoción, relatando esta anécdota durante los días de prueba con su hijo en Brasil…

“Él es muy tímido y estaba muy obsesionado con hacer bien las cosas. Él sentía que todavía no se estaba soltando del todo. Una noche estando en el departamento él se bañó todo y la parte del vidrio estaba empañada. Yo entré a bañarme después de él y… encuentro en el espejo que escribió ‘por favor Dios, ayúdame a soltarme un poco más cada día y que pueda meter un gol’, vi eso y me fui al karaj… allí”, relató derrochando emoción.