• Tres disparos acabaron con la vida de un joven bombero en la madrugada del 7 de marzo del 2005, hasta hoy día el voluntario es recordado por sus camaradas en cada aniversario de su muerte.

Por Lucía Paniagua

Transcurría la una de la mañana del 7 de marzo del 2005, cuando las sirenas comenzaron a sonar ante la alarma de un herido y los carros arrancaron sus motores. Presurosos, abandonaron el cuartel y acudieron al sitio. Lo que parecía una noche más de servicio voluntario para Manfred Christian Emhart Vuletich, un joven lleno de esperanzas cursando el último año de su carrera de Biología, terminaría siendo el día en que todos sus sueños se segarían.

Manfred, junto a su hermano Jimmy y otros camaradas llegaron hasta la Ruta 2 “Mariscal Estigarribia” y Zavala Cué, donde nadie podría jamás predecir la tragedia, en la negra madrugada de un lunes que recién empezaba.

Los amarillos observaron un vehículo y sin perder tiempo, decidieron auxiliar a la víctima cuyo auto se había “estacionado” contra un árbol.

Se trataba del militar y director de la banda de músicos del Ministerio de Defensa Nacional, Roque Carmona Duarte, quien recientemente había salido de un acontecimiento y se dirigía a la ciudad de Capiatá, donde vivía.

Con algunas copas de más y pocas ganas de ser auxiliado, el militar se resistió a ser atendido por los bomberos. Tras la insistencia de los mismos, no dudó en reaccionar. Quizá, desinhibido por el alcohol –dando positivo al alcotest de acuerdo al informe policial– el militar inició una gresca con los voluntarios.

Tres disparos, dos mortales

La patrullera de la Comisaría 2.ª Central llegó hasta el lugar y Carmona fue trasladado hasta un centro asistencial para ser atendido.

Una vez en la sede policial, el uniformado presentó denuncia contra los bomberos, alegando que supuestamente habían robado y por ello se había generado el disturbio en el cual –según él– resultó agredido físicamente por los voluntarios.

Hasta la misma dependencia llegaron también Jimmy y Manfred, para denunciar al militar por agresión, quien –según manifestaron– en todo momento actuó con prepotencia.

El último tomó asiento en una esquina de la oficina de guardia mientras los hermanos tomaron lugar en la mesa de denuncias, donde se encontraba el suboficial Fredy Mendría, recién iniciado en la labor policial.

Mientras Mendría se preparaba para tomar la declaración de los hermanos, en un descuido, el militar desenfundó un revólver calibre 38 que traía escondido en la bota y sin dar tiempo de nada a Manfred, realizó cuatro tiros. Dos impactaron en el pecho del estudiante recibiendo, además de uno que pasó de refilón en el cuello.

Obligado

Manfred Christian Emhart Vuletich, de 23 años, oriundo de Obligado, departamento de Itapúa, llegó a Emergencias consciente.

Él prestaba servicios en la 11.ª compañía de Bomberos de Fernando de la Mora y había participado en arriesgados servicios de auxilio a la comunidad, como en el del Ycuá Bolaños.

El joven, que había llegado hasta la Capital para estudiar, se había unido al cuerpo de bomberos gracias a un amigo, Ivo Brund. Al mismo le había comentado en varias ocasiones que moriría en servicio…

Juicio y traslado

A casi dos años del crimen, el 21 de febrero del 2007, Carmona fue condenado a 22 años de prisión. Hasta mayo del 2012 cumplió condena en Tacumbú.

En aquel entonces, el abogado defensor, Ramón Martínez Aquino, solicitó que sea trasladado a otro lugar, considerando su condición de militar. La jueza Ana María Llanes concedió el pedido y Carmona fue trasladado hasta Viñas Cué, donde hasta hoy día cumple su condena que acabará el 7 de marzo del 2027.

“Oficial herido, oficial herido”

Ya cuando el bombero estaba luchando por su vida en Emergencias Médicas y el militar se encontraba en la celda, Mendría pensó que ahí todo había terminado. Sin embargo, la alerta de otro oficial lo llevaría directo al hospital.

“Mba’e la ojehúva ndéve, te salpicó pio la sangre…”, fueron las palabas que hicieron que Mendría –apurado– se sacara el “caqui” –antiguo uniforme policial– para ver el agujero que tenía en el estómago. Uno de los 4 tiros del militar le había alcanzado.

“No me di cuenta, hasta que todo terminó y cuando me dijo mi compañero”, comentó Mendría, quien fue trasladado en una patrullera hasta el “Rigoberto Caballero”. Mendría dijo que hasta ahora se había negado a conversar con los medios acerca de lo ocurrido.