Mimi Tao, de 22 años, es bien conocida en Asia, donde ella es la protagonista de las mayores campañas publicitarias, así como de shows de alto voltaje.

Sin embargo, según lo divulgó el mirror.co.uk, de Gran Bretaña, su actual vida llena de glamour es muy diferente a sus humildes orígenes, cuando como UN monje budista de cabeza peladita vivía en un templo localizado en una zona remota de Tailandia.

En realidad, al llegar Mimi al mundo fue BAUTIZADO con el nombre de Phajaranat Nobantao, un hermoso bebé de una familia acomodada en el este del mencionado país asiático.

Cuando alcanzó la adolescencia, a diferencia de otros niños, Phajaranat fue consagrado a vivir en un templo, lejos de su casa.

Seis meses después de haber ingresado al monasterio, el pequeño monje se rapó la cabeza, vistió los hábitos monacales y compartió una vida de dura disciplina junto a otros 200 monjecitos.

Sin embargo, había sido, en compañía de otros cuatro amigos monjes, Phajaranat se dedicaba en secreto a actividades nada monacales: en su celda se maquillaba cuidadosamente, como la haría cualquier jovencita que experimenta sus primeras horas de coquetería frente al espejo.

Ya en el segundo año dedicado a la vida monacal, el joven Phajaranat comenzó a consumir secretamente píldoras anticonceptivas para estimular las hormonas femeninas que todo hombre tiene en su torrente sanguíneo, en pequeña proporción claro.

En una oportunidad, durante una visita de su mami, la doña se dio cuenta de que querido hijo consagrado a Buda desarrollaba prominentemente sus senos y lo amenazó con desconocerlo, renegar de él.

¿Para qué luego? Según la noticia, Phajaranat le respondió en seco a su mami: “Entonces, me parece que ya no soy tu hijo. No voy a cambiar mi decisión de lo que quiero llegar a ser.”

“Fue lo peor que sentí en mi vida. Hacer llorar a mi mamá me hizo sentir muy mal”, dijo Phajaranat al Bangkok Post, aunque, nobleza obliga, cuando hizo esas declaraciones ya era Mimi Tao.

Tras seis años de oraciones a Buda, Mimi se dirigió a la ciudad costera de Pattaya, un refugio para las personas que se adjudican la etiqueta de “transgender”.

Encontró un trabajo como bailarina en un cabaret y luego se dirigió a Bangkok para trabajar en el famoso Calypso. No pasó mucho tiempo ahí para darse cuenta de que no era eso lo que él o ella quería.

Y fue en ese momento de su vida, cuando el universo para conspirar para dirigir los caminos de los hombres, que Mimi vio un documental sobre la supermodelo internacional Rojjana “Yui” Phetkanha. Decidió entonces que la pasarela era su sendero en la vida.

Por una de esas casualidades conoció personalmente a Yui, quien la ayudó a convertirse en el ícono transgénero que Mimi es hoy.

No todo fueron aguas tranquilas hacia el buen puerto donde se encuentra hoy. Más de una vez le cerraron puertas en la cara y, una vez en Singapur, se vio obligada a pernoctar en baños públicos porque no tenía dinero para pagar ni el más miserable cuarto de hotel.

Pero, ahora el mundo es su casa y su próxima movida apunta a tomar por asalto Nueva York. “Creo que incluso hay más apertura allí y también creo que tengo el potencial para trabajar ahí. Nadie conoce el futuro. Más adelante, puedo volver al monasterio. No tengo nada de que preocuparme”, finalizó.

Fotos: mimi_tao/Instagram