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Daniel Farrar: por caradura se hizo técnico de fútbol

Daniel Farrar: por caradura se hizo técnico de fútbol
  • SORPRENDENTE. Se burlaron de él cuando tomó la dirección técnica del “Kelito”. Con resultados y hasta goleadas, pronto se hizo respetar. Enterate cómo se hizo técnico

02-03-daniel-farrar-0004Daniel Farrar apareció hace poco en escena como técnico de River, el “Kelito”. Agarró un equipo destrozado, ya casi cayendo al descenso. En sus primeros partidos, su equipo ya sorprendió con su actitud y jugadas. Y empezaron a hacer goles. Por ejemplo, a Sol de América le metieron 6, le hicieron un partidazo a Cerro y le ganaron a Libertad. Ahora dan pelea a todos.

Farrar tiene 30 años, dirigió una escuela de fútbol de Barcelona en Estados Unidos y pasó por las formativas de varios clubes locales y ahora sorprende en River, con tan solo 30 años.

– El apellido Farrar no es conocido en el fútbol, queremos saber más de vos, ¿cómo te metiste en esto?

– Realmente no somos una familia futbolera, ninguno de nosotros jugó al fútbol en forma profesional. Solo de mí nació esta idea, primero el de ser jugador, pero que no salió. Me di cuenta a tiempo de que no iba a llegar como jugador y rápidamente me dediqué a entrenar. Estuve en la escuela de fútbol de Olimpia, de allí me fui a Cerro Corá, en la escuela de Nacional, recorrí un poquito de escuelas.

– Nadie te conocía y ahora todos hablan de vos, por lo que estás haciendo en River. ¿Qué hiciste con los jugadores para que jueguen como están haciendo ahora?

– Mi idea de juego, primero, es jugar bien al fútbol, brindar un espectáculo a la gente que viene a ver el fútbol. Yo tengo el concepto real del Barcelona, que nos enseñaron que el fútbol es un espectáculo. Por eso no está en mí armar un equipo que haga un gol y que después se encierra y sufre atrás. A la gente hay que darle fútbol y goles, un espectáculo. Creo que lo estamos logrando.

– Y hablando de goles, están haciendo mucho, ¿cómo viviste tu primer triunfo?

– Contra Capiatá fue mi primera victoria como técnico de primera, le ganamos 3 a 0 y ahí realmente ya se pudo ver la intención, empezamos neutralizando al rival, porque tenemos que ser conscientes de las armas que tenemos primero. Cuando vimos los espacios, les hicimos tres goles al rival en el segundo tiempo. Los muchachos venían de cero victoria en el Apertura, no era solamente conmigo. En la situación en la que estaba el plantel, no creían ni en ellos mismos lastimosamente.

– ¿Dónde estabas trabajando cuando te convocó River?

– En Luque. Cuando salió la contratación de River hablé con el presi de Luque y le informé de la posibilidad y que realmente no quería desaprovechar. Y me dijo: “Mirá profe, si es para Primera, te dejamos ir pero si es para otra categoría no, yo no te recomiendo”. Nosotros estábamos punteros en la Reserva, y ellos veían las ganas que yo ponía al trabajar, yo pues me enamoro del club en donde estoy, hoy estoy enamorado de River.

– ¿Qué te decían cuando agarrabas River?

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– Un periodista me había dicho que no venía a tratar de levantar al muerto sino que venía para hacer la autopsia directamente. Y eso que yo todavía no lo había agarrado y ya era lo peor. Muchos me decían: “tanto es tu afán de dirigir en Primera, yo creo que no es el momento”, pero eso también era un poco de cierto. El periodista sabe lo que dice, o por lo menos la mayoría. Pero después las burlas, por lo menos no eran directo pero se sentían en el aire. El primer partido perdimos ante Luque, con tres días de trabajo, luego le ganamos a Capiatá 3 a 0, pudo haber sido casualidad dijeron. Contra Cerro estábamos ganando, uno de los nuestros es expulsado tontamente, un penal, cosas del fútbol y terminamos perdiendo 3 a 2, pero ya con una imagen buena, aguerrida. No sumamos en puntos, pero nos dimos cuenta de que la gente ya estaba hablando un poquito mejor de mí. Ya sabés cómo somos nosotros también, desconfiados, por eso no le culpo a nadie.

– ¿Y desde qué momento sentís que ya se les respeta a vos y a tu equipo?

– Gracias a Dios que estoy dejando ya una marca en tan pocos partidos, ya que River no ganaba un partido en Primera, hacia 26 años que el club no ganaba así. Después de eso, dijeron a la pucha, 15 goles en 4 partidos, algo tiene ese muchacho. Yo estoy capacitado para este momento ya que me prepare toda mi vida para esto, aun así no quiero defraudarle a nadie. Después nos tocó jugar de local ante Libertad, el último campeón, que venía de ganar 5 a 1 y ahí si que la gente ya nos daba por muerto, ya nos habían liquidado ya antes de jugar, esa cosa creo que nos dio más fuerza. En el fútbol de Primera ya no hay casi desigualdad, hay una desigualdad en la estructura, en la formación, la suplementación y otras cosas, pero adentro son once contra once en una cancha.

FAMILIA HOTELERA

– ¿Qué hubieras hecho si no fueras entrenador?

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– Mi papá, comerciante, mi mamá comerciante… Querían que yo continúe el negocio. Ellos tienen un pequeño hotel en el barrio Las Carmelitas. Me gusta el rubro. Trabajé en hoteles como el Sheraton, el Excelsior, a la par de que trabajaba también en el fútbol. Yo, a los 19 años ya estaba en una cancha, pero a la par trabajaba en los hoteles, porque tenía que satisfacer a mi familia y poquito a poquito satisfacerme a mí y buscar mi sueño. Yo, a los 19 años ya estaba trabajando de recepcionista en el hotel Excelsior. Después pasé al Sheraton a trabajar, en donde renuncié y le dije a la gerente que renunciaba porque quería trabajar en General Caballero, cuando estaba en la Primera, en el 2011, iba a trabajar en el Clausura con “Peito” Rodríguez y Marcelo Philipp. Philipp fue el que me invitó y me dijo: “necesito a alguien de confianza en el plantel”. Y yo le digo que es mi sueño estar en una cancha. Y me dice: “pero no te vamos a pagar nada, no hay plata”. A mí no me importó y renuncié al Sheraton, a un sueldo bastante bueno en esa época, de más de cinco millones. Imaginate, un sueldo estable. Y me dice la gerente: “no renuncies, vos tenés acá una proyección increíble, podés llegar a ser el gerente general del hotel en poco tiempo, por tu perfil, te falta un poco pero tenés un perfil que va a llegar a gerente general”.

– Pero vos ya estabas decidido…

– Yo le conté que mi sueño era ir a trabajar en el fútbol, y aceptó mi renuncia y me dijo que las puertas de la empresa estaban abiertas. Y un mes me fui a trabajar en Gral. Caballero, antes de recibirme, en la pretemporada, y no dirigimos un partido, porque el argentino que me llevó renunció porque no había un entendimiento con “Peíto”.

– ¿Y qué representaba para tu familia, que te metas en el fútbol, que dejes tu proyección laboral en el rubro hotelero?

– A mi familia no era que le gustaba mucho esto del fútbol. Me dijeron que iba a fracasar, porque eso era lo que se veía. Y eso también era lo que capaz  pensaba medio mundo, porque no era futbolista, no había pisado cancha como profesional. Era lógico que mi padre me quisiera proteger, yo lo veo así ahora, que mi mamá me quisiera proteger y aconsejarme que no siguiera con esto del fútbol.

– ¿Y qué sentís ahora?

– Que estoy viviendo mi sueño y el sueño de muchos.

A ESTADOS UNIDOS

– ¿Cómo se dio tu vinculación con la escuela de fútbol del Barcelona?

BARCELONA. Fue “profe” en la escuela de fútbol del Barcelona, en Miami.
BARCELONA. Fue “profe” en la escuela de fútbol del Barcelona, en Miami.

– Después de lo de General Caballero, en medio de la frustración, dije: “si me quedo en Paraguay, yo no voy a trabajar, no voy a poder entrar en el fútbol, hay mucha competencia”. Yo tengo 80 compañeros que se recibieron de técnico, ¿dónde íbamos a entrar todos? Recuerdo que me subí a un taxi y el conductor me dijo: “yo soy técnico”. O sea, todas esas cosas le quedan a uno. Yo quería ser técnico, capaz que ese taxista haya jugado muchos más partidos que yo, pero yo quería cumplir mi sueño, trabajaba en un hotel cinco estrellas y con buen sueldo, pero lo que verdaderamente quería era ser entrenador. Así me surgió la idea de los mails, de buscar oportunidades. Vendí mi auto y me dije: ¿a dónde me voy? Así decidí ir a Estados Unidos, un país en donde el fútbol está en crecimiento. Envié varios mails y nadie me contestaba. Mi hermano estaba en Miami y fue el que me hospedó cuando viajé. Pero obviamente como era en los Estados Unidos, hospedar quiere decir compartir los gastos, por más de que sea tu hermano. Al llegar allá, vuelvo a enviar los mails, dos veces, y ya me contestaron dos o tres escuelas. Allí me llamó el Barcelona, me dijeron que iban a abrir una escuela, filial en Miami, pero dentro de tres meses. Y me dijeron: “Te vamos a capacitar”. Esa capacitación cuesta 500 dólares, “pero si trabajás con nosotros es gratis”. Pero era en Orlando y tenía que gastar hotel, comida…

– ¿Y cómo hiciste?

– Y a la par entré a trabajar como mesero en un restaurante, porque necesitaba de plata. A la mañana trabajaba en un restaurante y a la tarde en la escuela. Cuando terminé el curso y empezó lo del Barcelona, dije “renuncio a todo”. Ya había llegado mi novia, Andrea Bezzetti, ya estaba tranquilo, porque ya tenía todo, estaba completo.

– ¿Qué sentiste cuando te contestaron y te dijeron que eran del Barcelona?

– Imaginate que nadie te contestaba o llamaba, y que después sea el Barcelona el que te llame. No te imaginás la alegría que sentí, era el club del momento, estaban Pep Guardiola, el mejor Messi, el mejor Iniesta, el mejor Xavi, el mejor fútbol del mundo. Hay un antes y un después de ese Barcelona en el mundo y ese Barcelona me llamó a mí.

– ¿Aprendiste mucho en la escuela del Barcelona?

– Yo creía que sabía fútbol, pero tengo un antes y un después del Barcelona. Allí cambió toda mi forma de ver al fútbol. El Barça tiene un estilo y forma de juego, que me transformó totalmente. Lo bueno que allá teníamos un coordinador que nos entregaba una planilla para desarrollar los trabajos, no es lo que el entrenador quiere, eran todos españoles. “Profe, acá tenés lo que tenés que hacer”, y nos entregaban la planilla de trabajo, cada día aprendía algo.

– ¿Y por qué regresaste a Paraguay?

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ESTADOS UNIDOS. Con su esposa Andrea Bezzetti, en Estados Unidos.

– Yo ya tenía una vida espectacular allá, entrenaba en el Barcelona, tenía un trabajo espectacular, tenía curso todos los días. Yo quería volver a nuestro país. Por más de que estaba en el paraíso, con un sueldazo, con un trabajo estable, con una casa, piscina, sauna, gimnasio, la vida perfecta, pero quería vivir y trabajar en Paraguay. Mi señora es fono-audióloga, yo la arrastré conmigo, ella dejó todo para irse detrás mío, mirá lo egoísta que fui yo, que soy todavía posiblemente, todo por cumplir con mi sueño a cuantas personas le saqué de su camino. Estuve tres años allá. Primero volví para trabajar en Nacional, en las categorías sub 14 ,15, 16 y 17, pero después de tres meses me fui de nuevo a Miami. Pero ya con trabajo, seguí haciendo cursos, capacitándome, seguí creciendo en ese aspecto. Luego me llamó Marcos Trovato y me ofreció venir a trabajar en las inferiores del Olimpia. Yo le dije a la gente del Barcelona que quería venir acá por una semana, que mi papá no estaba bien de salud, ya que él me había dicho que no estaba del todo bien.

EN LUQUE

“Yo trabajé también en las inferiores de Luque, allí me fue de maravillas, les tengo un aprecio muchísimo a ellos, es un club superimportante para mí, porque me dio la oportunidad de estar en Primera. Sin salir en tele, en los diarios, me dieron la oportunidad de relacionarme con jugadores como Vladimir Marín, hoy en día es un muy buen amigo. Con él hablo muchísimo, es una persona excelente y otros jugadores en Luque, que te dan muchas herramientas.

SUEÑO

“Lo que era mi sueño, hoy es una realidad y gracias a ellos yo estoy feliz”

APOYO

“En la calle te dicen: fuerza River, gánenle a Guaraní, a Olimpia, eso da gusto”

DIOS

“Yo siempre le pedí a Dios que pueda demostrar a mi papá en vida lo que estoy logrando”

BANCO DE DATOS

Daniel Farrar nació el 8 de noviembre de 1985 en California, pero a los 2 meses de vida sus padres vinieron a Paraguay. “Por eso me considero cien por ciento paraguayo”, dice él. Es hijo de padre  uruguayo y de madre boliviana. Y sus hermanos ya son todos nacidos en Paraguay: Ricardo y Miguel. El barrio donde creció junto a su familia es Villa Guaraní de Asunción.

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