Con un “Padre nuestro que estás en los cielos…” se iniciaba el rezo por el día de los difuntos en el cementerio de la ciudad de Guarambaré, que recibió a centenares de personas que fueron a pasar el día con sus seres queridos, y que si bien es cierto hoy ya no están presentes de cuerpo, siguen intactos los recuerdos que continúan vivos.

Sentada en una silla de madera frente al panteón donde se encuentran sus seres queridos, doña Antonia Denis (84) cuenta con voz de nostalgia la pérdida de su hijo que tan solo vivió 24 horas. Para ella el recuerdo de su pequeño rostro aún sigue presente como aquel día que lo vio por última vez.

“Gumercindo tenía que tener 55 años ya, él es mi angelito, pero desde aquel día todos los años vengo a pasar con él y con mis otros familiares, no importa la inclemencia del tiempo, pero vengo sí o sí” decía ña Antonia.

En conjunto con su familia, quienes fueron a pasar el día en el cementerio, contó que todos los años reparte a las personas golosinas, gaseosas y otras cosas comestibles en nombre de sus seres queridos que ya pasaron a mejor vida.

“Venimos a comer acá con nuestra familia, es algo sagrado para nosotros esto, todos los años sí o sí estamos presentes acá para rezarles a todos ellos”, terminó diciendo la abuela Antonia.

Los más peques, a tutiplén llevaron caramelos

Llegaron las 12 del mediodía y los escueleros hicieron presencia en el camposanto con bolsita en mano, yendo a visitar todos los panteones que tenían la presencia de familiares, ya que ellos siempre están regalando cosas dulces en nombre de sus seres queridos.

“Vamos allá, mirá, están dando chupetín, galletitas, vamos si que” o “yo quiero caramelo señora”, eran las frases de los estudiantes que se escuchaba a lo lejos pidiendo a las personas para llenar sus bolsitas de dulce y así salir felices del cementerio.