“¿Por qué siempre hablan mal de nosotros y de nuestro barrio?”, fue lo primero que preguntó en medio de la calle don Carlos Melgarejo, poblador de la Chacarita. Como el don, hay muchas personas que se sienten dolidas por la imagen negativa que se acentúa sobre el lugar por culpa de algunos y que terminan provocando que se los meta a todos en la misma bolsa.

Desde afuera sigue esa percepción, que en el populoso y tradicional barrio ribereño “reina” la inseguridad. De pronto, una mujer murmura “aquí no todos somos como se dice de nosotros. Es más, vivimos tranquilos y protegidos por nuestra santa”. Era doña Celia Caballero, quien salía de la iglesia de Santa María Goretti, a quien -según comentaron- los chacariteños se encomiendan y dicen que es muy milagrosa.

Es como una pizca de fe, en medio de la incertidumbre. “Ella nos cuida y nos protege. Es nuestra santa. A mí ya me concedió varios favores. También a muchas personas. A muchos jóvenes sacó de la drogadicción y de la delincuencia”, comentó la kuñakarai que hace 63 años vive en la “Chaca”.

“A mi hijo le sacó del alcoholismo y le hizo gente de bien”, agregó. “Dicen que es muy milagrosa, la gente viene y comenta que ella protege a todo el barrio. Yo fui testigo de varios jóvenes y niños que mediante ella lograron cambiar sus vidas”, comentó por su parte Dora de Ortiz, pobladora de la zona y secretaria en la citada iglesia.

“La verdad es muy milagrosa”

Freddy Romero, diácono redentorista transitorio de la iglesia de Santa María Goretti, comentó que “la verdad que esta santa es muy milagrosa. Hace unos años, cuando vino la crecida, la gente comenzó a rezarle y el río bajó rápidamente. Es por ese motivo que en su día (6 de junio) se la saca y se le hace la procesión náutica por el río”, dijo.

El joven diácono agregó que no todo es como se habla de la Chacarita. “Cuando me dijeron para venir a esta zona tuve mucho miedo. Pero cuando llegué me encontré con otra realidad. Me encontré acá con gente de mucha fe y muy trabajadora. La mayoría son así”, agregó.