• “RESCATADOS”. Los tipos tuvieron que ser “salvados” por la Policía

LUQUE. Las costumbres son rápidas de adquirir para las personas, y a veces las “malas” costumbres aún más rápido. Sobre todo cuando la perrada está harta ante situaciones que la Justicia no logra solucionar. Aplicar flor de garroteada a los malandros por ejemplo es una de las “costumbres” adquiridas en los últimos tiempos en la “república del chanchón”.

El nuevo caso se registró en el barrio Villa Adela, donde los delincuentes en su desatinada suerte acabaron impactándose contra un auto estacionado tras asaltar a dos jóvenes que se encontraban caminando sobre las calles Emiliano R. Fernández y Sauce.

Vecinos que vichearon lo sucedido no dudaron un solo segundo en tomar cartas sobre el asunto y aplicarle una garroteada jefe a los tipos, de los cuales uno de ellos identificado como Roberto Ramón Leite (19) fue atrapado al toque y “maquillado” por los puños de la furiosa turba.

Mientras el segundo identificado como Juan Carlos Belotto Vera (19) logró rajar pegando dos tiros al aire para evitar que lo persiguieran, pero no por mucho, siendo atrapado a tan solo cuadras del lugar del hecho.

Polis tuvieron que rescatarlo

Vecinos acompañando a los patrulleros, que aparecieron rápidamente, hicieron el rastrillaje pillando a Juan Carlos en un patio baldío reduciéndolo a puñetazos, patadas, ere eréa. Los uniformados tuvieron que intervenir y rescatar al tipo. Ambos fueron trasladados hasta la dependencia policial, donde quedaron a disposición de la Policía. De su poder se incautaron las pertenencias de las víctimas y armas de fuego.

Fue a buscar su moto tras robo y cayó

Cerca del mediodía de ayer, cuando un joven a bordo de una moto quiso aprovechar el descuido de una doña que se encontraba esperando la luz verde del semáforo, sin contar con la astucia de la misma que le metió pata al acelerador pese al rojo. Un vez frustradas sus intenciones y ante la atenta mirada de testigos rajó y a pocas cuadras abandonó su moto.

Más tarde llegó hasta la comisaría, ñembo oso para preguntar por la moto abandonada, pero los polis, viendo quién era, lo llevaron derechito al calabozo.