Ayer, durante la sesión extraordinaria de la Cámara Alta, en donde se está tratando de ajustar los cinturones en el Presupuesto General de la Nación para el próximo año, la titular de la Comisión de Hacienda, Desirée Masi, aseguró que la Bicameral hizo todos los recortes posibles, pero salió a “chulear” el presupuesto millonario destinado a la compra de bocaditos para las sesiones de los senadores, en donde se gastan 300 millones al año ¡y bueno, no se puede razonar con la panza vacía!
Por cada sesión, una vez por semana los senadores gastan poco más de ocho millones solo por bocaditos, eso suma más de 33 millones al mes, lo cual en nueve meses -que es el tiempo que los “honorables” senadores trabajan al año- suma 300 millones, que son dinero del pueblo, lo que ellos gastan en bocaditos de “oro”.
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