Aún con todo el dolor que siente un padre al perder a un hijo, este hombre igual fue capaz de donar “vida” a otros, al entregar los órganos de su hija de 12 años, fallecida en un accidente de tránsito donde también murió la esposa, a pacientes que pendían de un hilo para seguir con vida.
Los riñones beneficiaron a dos personas, sin embargo, por falta de compatibilidad de sangre y tamaño el corazón no pudo ser trasplantado a Jenny, de 8 años, paciente del Hospital de Acosta Ñu quien aguarda con urgencia el órgano.
El doctor Hugo Espinoza, director del Instituto Nacional de Ablación y Trasplante, destacó la fortaleza de este papá, quien prefirió quedar en el anonimato a pesar del enorme ejemplo que dio a la ciudadanía.
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