Luis Cardozo camina lentamente mientras saluda a algunos vecinos que están sentados frente a las casitas. Tiene unas bolsas de basura -sus fieles amigas de todas las mañanas-, en una de sus manos.
Le toca recorrer lo largo del vertedero Cateura, Asunción, en busca de cartón, plástico, hule o cualquier cosa que sirve. Comenta que no volverá a su casa sin antes llenar las bolsas.
Pero antes de ingresar al vertedero, para frente a un pequeño oratorio. Dentro del mismo están algunos de sus compañeros rezando.
“Esta es nuestra parada de todos los días antes de entrar a trabajar”, comentó el ganchero.
“Aquí estos dos angelitos nos protegen y hacen que nuestros días sean de bendición y regresemos a casa con la comida. Aquí encontramos paz y tranquilidad”, agregó.
El oratorio está a la entrada misma del vertedero. Ahí varios recicladores se reúnen “religiosamente” antes de empezar el día laboral.
“Rezamos y pedimos que en el trabajo nos vaya bien”, comentó Carlos Fernández. En el lugar descansan los restos de dos cuerpecitos que fueron encontrados hace muchos años en el vertedero de Cateura.
“Si no me quedo a rezar, sé que en el día no me va a ir bien. Es por eso que lo hago todos los días”, agregó Fernández.
“Destruyen el oratorio”
“Nosotros nos encargamos de limpiar el lugar, pero lastimosamente hay personas que destruye el oratorio escribiendo por las paredes o dejando basura”, comentó otro ganchero de nombre Marcos Gutiérrez.
“Aquí nosotros encontramos paz y tranquilidad antes de comenzar el día laboral, lastimosamente no nos sobra mucha plata para hermosear el sitio”, finalizó.
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