Los taxistas saben que la inseguridad es una “compañera” hasta si se quiere fiel en sus trabajos. Entienden que pueden ser víctimas de la delincuencia en cualquier momento. Y don Juan Carlos Brítez, quien labura en una parada de Santísima Trinidad, fue uno de ellos.
Según comentó el tachero, un tipo abordó su vehículo amarillo sobre la avenida Artigas. El extraño le pidió que lo lleve hasta la zona del “Bañado Sur”. Pero en el trayecto, el ñembo cliente demostró sus verdaderas intenciones.
“Estaba sentado a lado mío y de pronto sacó un cuchillo y me apretó en las costillas. Me pidió que le entregue toda la plata y se lo di” dijo el trabajador del volante, quien -lejos de asustarse- encontró la forma de defenderse y dejó en “ridículo” al malevo.
“En el otro costado tenía mi pistola y rápidamente agarré con mi mano izquierda y le apunté. ‘Si me clavás, en seco te disparo en la cabeza’ le dije y eso le asustó al delincuente”, he’i el tachero y agregó “ahí ya le dominé y desarmé. Y fui yo el que le asaltó (risas)”.
“Le hice desnudar completamente y le dejé al costado del río. Agarré todas sus cosas, fui a la comisaría, hice la denuncia y dejé sus pertenencias ahí. Le di con su propia medicina (risas)”, finalizó.
Con las armas bien puestas
Don Brítez, quien hace más de 40 años que trabaja como taxista, omombe’u que por la inseguridad que “reina” en las calles siempre tiene consigo su arma. “Es para protegerme, no queda de otra”, comentó. He’i que lastimosamente tienen que laburar con el “Jesús en la boca”, ya que son conscientes de que pueden ser víctimas de los “amigos de lo ajeno” en un abrir y cerrar de ojos. “Qué le vamos a hacer, trabajamos así. No sabemos a quiénes alzamos en nuestros vehículos, pero es nuestra profesión y así seguiremos”, tiró.
Víctimas
Según datos que manejan los propios taxistas, se calcula que tres a cuatro taxistas son asaltados o sufren un intento de asalto en un mes.
Comentarios