MADUREZ. Dijo que recién después de ser mamá y casi a sus 30 años terminó aceptándose tal cual es y que cuando se alcanza esa madurez es “simplemente genial”

La cantante y exparticipante de “Rojo” en varias ediciones, Andrea Valobra, sorprendió al levantar en sus redes sociales una selfie al más puro estilo de una modelo o de las chicas de gimnasio. Se tomó en el baño en ropa interior, apuntando la cámara de su cel al espejo.

“Más de uno estará pensando: ‘Otra que tiene un mes de gimnasio y cree que ya le da el cuero para hacer una foto así’”, comenzó diciendo. Con esto, que es realidad de muchas chicas que son de la farándula y de muchas que no lo son, Andrea confesó lo que le tocó vivir y sufrir por culpa de su obsesión por lograr un cuerpo perfecto.

“Déjenme decirles que de pendeja soñaba con ser 90-60-90, alta, espigada, de piernas largas. Mucho tiempo en mi adolescencia pasé frustrada porque no lo conseguía. Por ende, cualquier intento por cuidarme se veía truncado y no duraba ni un mes, pasé por desórdenes alimenticios que me llevaban siempre al mismo lugar: a ningún lado”, contó.

Confesó que ella logró superar esa etapa, a la que considera parte de una inmadurez. “Hoy, con casi 30 años, un hermoso hijo y un fortalecido matrimonio, recién hoy aprendí a dejar de anhelar ser algo que nunca voy a ser. Mido 1,54 de estatura, soy propensa a engordar, tengo estrías por el embarazo, celulitis y llegué algo tarde cuando repartían cinturas. Nunca voy a ser un ángel de Victoria’s Secret… ¿Y saben qué? Está bien, estoy bien con eso”, dijo.

Y explicó que ahora que es consciente de su figura y que se acepta a sí misma, logró mejorar su alimentación, sin necesidad de hacer dieta, haciendo actividades físicas y cuidando su cuerpo y su mente, sin necesidad de buscar resultados en el espejo.

“Puedo decir que no fueron los resultados los que me llevaron a quererme y a aceptarme, sino del revés, fue el aprender a mirarme al espejo sin fruncir el ceño desaprobándome lo que me llevó a querer buscar la manera de sacarle el mejor partido a lo que tengo, a lo que soy”, reflexionó la cantante.

Y añadió que todo es cuestión de madurez, que todo está en la cabecita nomás. Aclaró que esto que ella siente ahora se da “cuando tiene que darse, ni antes ni después”. Para ella es todo cuestión de madurez. “Y cuando pasa eso es simplemente genial”, le bajó.

Fabi Martínez. «No estoy en contra de lo que dice Andrea Valobra, pero yo disfruto de mí, disfruto de verme así, esto es parte de mi trabajo. Lo más importante no es un abdomen marcado, sino que te aceptes y que te guste lo que ves en el espejo. Importa la esencia.»

Andrea Araújo. «Como modelo, lo más importante es tener una buena figura, un cuerpo trabajado. Yo realmente me siento bien con mi cuerpo, entreno todos los días porque me gusta verme bien, con una figura bien trabajada. No soy de las que se toman fotos sin rostro, algunas sí lo hacen, jajaja… Yo estoy feliz con mi cuerpo, pero soy consciente de que la felicidad no tiene nada que ver con el cuerpo que tengas.»

Simone Villar. «Para mí también ya pasó a segundo plano el cuerpo. No te hace feliz estar todo el tiempo con la dieta. En realidad te pone de mal humor. La felicidad plena lográs cuando no te obligás a nada, cuando no te obsesionás con el espejo, con tu cintura. Ahora puedo comer lomitos, unas picadas y me siento más feliz.»

¿Y LA CARA?

En el Instagram, por sobre todo, abundan fotos de chicas que se sacan imágenes de su cintura, su cola y su pecho. Y en muchos casos se olvidan de incluir su rostro en las fotos. Sobre esto hablamos con algunas modelos.

“Suelo ver por el Instagram, por sobre todo, que las chicas hacen video y cosas así en el gym, pero siempre a partir de los pechos y la cola, nada de rostro. Yo lo veo como que lo hacen vendiéndose todo el tiempo”, comentó Fabi Martínez, quien es modelo fitness.

“No digo que esté mal, cada quien es libre pero creo que el amor propio forma gran parte de lo que somos como persona”, reflexionó.

Simone Villar dijo que, justamente, ella está experimentando ahora que la felicidad está en pasarla bien y en no vivir obsesionada con el cuerpo. Admitió que también estuvo muy pendiente de su cuerpo y dijo que las dietas hasta le ponían de mal humor y le hacían pasar malos momentos.

“Una puede ser gordita, bajita o alta. Andrea tiene razón, tenemos que aceptarnos y no ser esclavas de la moda, de cómo nos vemos o de cómo nos pueden ver los demás”, le bajó.