En los 214 días que estuvo secuestrado, Franz Wiebe soportó verdaderas torturas por parte de los criminales del EPP, como estar con los ojos vendado y soportar pesadas cadenas que lo lastimaban. Todo esto para no identificar a sus captores ni los lugares en los que estaba, a más de privarlo de cualquier intento de escape.

El detalle lo mencionó Hugo Galli, administrador y hermano del propietario de la estancia “Toro veve”, donde la noche del sábado llegó el menonita, tras una caminata de más de 15 minutos.

El ganadero mencionó que el estado de ánimo que notó en el joven que en medio de la noche llegaba al establecimiento, en ese momento fue bueno, aunque afectado. “Eran cerca de 9:15, le vi caminando, estaba muy emocionado. Acabábamos de entrar a cenar. Mi hija dijo que alguien golpeaba la puerta y dice: es Franz Wiebe, salgo y le encuentro al muchacho, le pasé la mano, le di un abrazo y le pedí que se siente”, comentó. Luego le prestó el teléfono para comunicarse con su familia.