En los últimos tiempos se tuvieron muchos casos de violencia, acoso y hasta hechos que costaron la vida a personas que tuvieron a efectivos policías activos como principales protagonistas. El primer vicheo por el que pasan los futuros oficiales es en los exámenes de ingreso en la Academia de Policía. Ahí ya se constata si alguno de ellos tiene algún “problemita” de carácter o psicológico.

La jefe de Relaciones Públicas de la Policía, comisaría Elisa Ledesma, dijo a Crónica que  “para cada ascenso, tenemos una evaluación psicológica, después durante el curso, hacemos el perfil de entrada y de salida, pero en lo que debemos insistir es en el seguimiento cuando se encuentra alguna situación emocional que pueda alterar nuestra función, y allí en el seguimiento es donde se deben ajustar las cosas”.

Según su criterio, lo ideal sería que el grupo de psicólogos de la Policía haga un calendario de visitas por comisarías, jefaturas y direcciones, y allí hacer la evaluación, “pero por los servicios que hay y la falta de personal no se puede muchas veces llegar a todos de manera optima”. El tema de los horarios que se implementan en las comisarías para la cobertura policial es otro de los factores que hacen muy complicado el seguimiento, según explicó la uniformada.

EN SERVICIO

Cerca de 22 mil agentes se encuentran distribuidos en todo el país, pero no todos son lo que hacen guardias en las comisarías, algunos son solo administrativos.

ALTO ESTRÉS

La licenciada en Psicología María Martínez, consultada sobre el tema, dijo que: “Muchas veces los agentes policiales tienen mucha presión por el trabajo que vienen realizando, que en ocasiones suelen ser detonantes de estrés. Por eso el control psicológico debe ser periódico y constante con el seguimiento continuo de la persona para tener un diagnóstico efectivo por cada caso es la única manera, teniendo en cuenta las horas en la que están trabajando”.