• KUÑA MBARETE. Sofia asegura que le encanta su trabajo que realiza y que gana más como albañil que de recepcionista

Se escucha a lo lejos el sonido de un martillo dando duro a una pared. Entre los escombros y el polvo, la figura de una joven.

Es Sofia Torales, de 20 años, quien prefirió dejar de lado el maquillaje y el escritorio para preparar mezcla, construir paredes, cortar, martillar… meterse en el duro mundo de la construcción.

Su rostro y sus manos tienen restos de yeso de un revestimiento que está haciendo. Sonriendo y acomodando su casco, Sofi, como le dicen sus compañeros de trabajo, nos contó que luego de haber trabajado en varias oficinas como recepcionista y hasta incluso de promotora, su vida dio un giro radical: se metió de albañil, trabajo que hoy día lo viene desempeñando y en el que encuentra gran satisfacción.

“Trabajar acá con los muchachos es saber el sacrificio y el cansancio diario que llevan al salir. Ahora comprendo por qué muchos de los señores que trabajan en obras al subir a un colectivo buscan un asiento cómodo para llegar a destino”, expresó la joven, resaltando que es la única mujer entre todos los que trabajan en la obra.

Hace más de 4 meses que trabaja en obras, colocando cielo raso y mamparas, labor que le enseñó su padrastro, quien le había ofrecido trabajar con él cuando se enteró que quedó sin trabajo.

“Yo no sabía lo que era un cortalata, metro… nada no sabía, pero él me enseñó todo y trabajamos juntos. Ahora me siento orgullosa de mi trabajo y de lo que hago” dijo Sofi, quien además estudia Maketing por la noche y ¡juega rugby! ¡Una capa total!

También estudia Marketing y le baja ¡al rugby!

A minutos de ser las 17:00 horas, luego de un arduo día de trabajo Sofi prepara sus cosas y se alista lo más rápido posible para tomar el colectivo que lleva a la Facultad y así poder seguir sus estudios universitarios.

“Curso el 3er. año de Marketing, me falta poco para terminar y una vez que termine voy ayudarle a mi padrastro a conseguir más trabajo. Iré a visitar las constructoras y ofrecer el servicio”, decía la “albañila”, como la llaman sus amigas de la Facu.

A pesar de tener un pesado laburo y encima estudiar en horas de la noche, Sofi no deja de lado por nada del mundo una de sus grandes pasiones: el rugby, deporte que viene practicando desde que tenía 15 años.

“Amo el rugby, hace años que practico y así como cumplo con mis estudios, también le doy tiempo a lo que amo, que es este deporte. Cumplo con todos mis roles, me gusta y lo seguiré haciendo” dijo la joven, quien está en el equipo del Santa Clara Rugby.

“Mi padrastro fue quien me ayudó en todo”

Al principio no tenía mucha idea de lo que era trabajar de albañil, según cuenta. En parte fue su entusiasmo lo que le llevó a aprender rápido el oficio, pero en mayor medida su fuente de conocimientos fue su padrastro, además del apoyo incondicional de su mamá. Todo esto hizo que todo le resulte más fácil. Francisco, su padrastro, le enseñó todo y le sigue enseñando día a día. “Mi mamá fue la de la idea y, como no tengo dramas para trabajar en lo que sea, vine con él y la paciencia y las ganas de querer enseñarme siempre es única. Mi padrastro fue quien me ayudó en todo”, contó.