Édgar Benítez no hace la diferencia. Él es la diferencia. Su historia es conmovedora, inspiradora y motivadora, pues en él se mezclan un talento innato con la tenacidad, perseverancia y fe de que todo se puede.

Pese a que es invidente de nacimiento, no se dejó llevar por la mala onda del “no se puede” que muchos le decían, y cumplió su sueño: tocar el órgano y piano como lo hacen grandes artistas, como por ejemplo, Elton John.

Llegó ayer a la capital proveniente de Santa Rosa, Misiones, para pasar una Semana Santa diferente.

Él integra un grupo de música con el que tiene varias actuaciones para estos días santos. Al hablar, Édgar derrocha carisma, como todo buen artista. Dice que posee una enorme pasión y un extraordinario don para interpretar la música, con un sentido del oído que es el mayor de sus tesoros.

“Mucha gente quiere tirar mala onda cuando ve lo que uno tiene, pero yo no me dejé estar y ahora cumplo mi sueño de ser artista. Desde los 8 años que toco el órgano”, he’i. “Vine para realizar algunos papeleos y también para estar con mi grupo ‘Berrinche’ donde toco el órgano. Tenemos actuaciones para estos días”, contó orgulloso.