• DEVOCIÓN. Su amor por San Cayetano es tan grande que su hijo menor lleva el nombre del santo

GUARAMBARÉ. Haciendo la señal de la cruz para empezar el santo rosario en honor al patrono del pan y del trabajo, feligreses con suma devoción iban llegando a la casa de la familia Giménez, que se encuentra en el barrio Santa Rosa, quienes desde hace más de 18 años festejan el día de San Cayetano.

“Esto era una tradición que aprendí de mi abuela, luego de mi mamá. Me acuerdo muy bien que la primera vez le hice solita una tallarinada chiquitita para él, valió la pena porque con el paso del tiempo él me retribuía”, decía María Giménez, quien tiene una fe profunda en el santo.

Ña María he’i que su hijo menor lleva el nombre del santo, Cayetano, ya que nació en el primer minuto justamente de un 7 de agosto.

“Tantas cosas ya me cumplió San Cayé que no me puedo quejar… hasta mi hijo lleva su nombre porque nació en su día”, decía la doña.

Mirando a sus vecinos mientras se acomodaba para degustar los bocaditos en nombre del santo, María contó que el último milagro más grande que recibió de San Cayé fue darle nuevamente un buen trabajo luego de tantas oraciones y súplicas que le había hecho.

“Hace más de un año que gracias a él conseguí un nuevo y buen trabajo, gracias a San Cayé trabajo muy bien otra vez, todo me debo a él”, terminó diciendo la devota con una sonrisa en su rostro.

18 Años

Lleva haciéndole comilonas en su santo ára al patrono del trabajo.