Gustavo Amarilla (38), un poblador del barrio Caaguazú de Ñemby, dijo que fue una persona que tocó fondo con las drogas. Pero -siempre según sus dichos- hace un tiempo pasó algo que le cambió su vida por completo.

“Estaba trabajando por uno de los murales que hay en la iglesia de Ñemby, cuando otro de los artistas me tomó una fotografía. Luego, al verla juntos vimos la cara de Jesús en la pared. No lo pudimos creer, ¡la cara de Jesús en la pared de la iglesia!”, comenzó contando.

“Ahí supe que esa era una señal para que yo cambie mi vida. Con eso Dios me dijo que está conmigo y gracias a eso tomé fuerzas y pude dejar las drogas”, he’i.

“Yo sé que él quiere que realmente tenga un acercamiento más comprometido con él, con la iglesia, con la sociedad”, agregó. “Yo toqué fondo en un momento de mi vida. Pero después de esto recibí ayuda de gente maravillosa. Ahora estoy recibiendo ayuda en la iglesia de San Antonio. Hace un buen tiempo que dejé de consumir gracias a Dios y a mucha gente hermosa. La lucha sigue, pero esto me da fuerzas”, dijo.

Por otra parte, Gustavo comentó que es el sostén de su familia (su mamá está enferma de lupus y diabetes, y su hermana está en silla de ruedas), pero que ahora no está pudiendo trabajar. “Sé que Dios me ayudará”, finalizó.