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Chiquitunga: “El jazmín era su flor preferida”, he’i

Chiquitunga: “El jazmín era su flor preferida”, he’i
  • NATURAL. A donde iba no dejaba de llevar su flor favorita. Y muchos la comparan con ella por su sencillez, por su ternura. Así visitaba a los enfermos

Siempre que se ve un cuadro dibujado con el rostro de Chiquitunga, se suele ver que le pintan margaritas en la mano o en el pecho. Esto se debe a que a ella le encantaban esas flores, porque son el símbolo de la sencillez, y María Felicia era tierna y sencilla como las margaritas, según comentó la madre superiora del monasterio Carmelitas Descalzas, hermana Raquel.

El jazmín era su flor preferida, a donde iba siempre tenía una de esas, era lo que le caracterizaba por su sencillez. Ella le llevaba a los enfermos también esas flores. Chiquitunga era noble y sencilla como el pétalo del jazmín”, dijo a nuestro medio la madre superiora.

Siempre fue muy natural, tanto así que no quería pintarse de ninguna manera. En unos de sus pensamientos se puede leer su pesar porque un cura le pidió que se pintara. Chiquitunga hoy día es un modelo para los jóvenes actuales, según la Congregación, y la intención es que ellos imiten sus acciones y su sencillez.

Ella era muy activa y tenía un amor hacia Cristo que era demasiado fuerte. Según lo que se cuenta de ella, era la que llevaba alegría a la Congregación”, dijo la hermana Raquel. “María Felicia tenía un deseo enorme de luchar por las almas de las personas, que todos amen con esa fuerza que ella amaba a Cristo y por eso luchaba a diario”, agregó.

A los 16 inició ya su misión por el prójimo

María Felicia o Chiquitunga nació en la familia Guggiari Echevarría en Villarrica, el 12 de enero de 1925. A los 16 años se inició en la Acción Católica, donde fue miembro, dirigente y servidora por mucho tiempo. Ella se olvidó de sí misma para entregarse a Dios y al prójimo. Su amor por los pobres y por los que sufren fue único y excepcional.

Llegó el día en que a través de un llamado de Jesús que ella sintió en su corazón ingresó al entonces Carmelo de la Asunción y tomó el hábito de las Carmelitas Descalzas en 1955.

SUS PENSAMIENTOS

  • Jesús… haz que viva verdaderamente de tu vida ¡necesito tanto, Jesús mío! También yo quisiera llegar un día a ser santa”.
  • Te miro aquí, frente a mí (en una imagen del Crucificado de su habitación de c/ Juan de Salazar) y me avergüenzo de mi flaqueza”
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