“Sin querer queriendo”, como diría el Chavo, un poblador del barrio Paraíso de Encarnación resolvió una misteriosa desaparición. Un poblador de esa zona ojepaseá por una zona boscosa de ese barrio y se encontró con unos restos óseos que parecían de ser humano. Dio aviso a las autoridades, quienes acudieron al lugar, entre los tantos curiosos que fueron a mironear, se encontraba una señora. Ella reconoció una medallita que estaba entre los huesos, ha omombe’u tasêpúpe que se trataba de su papá, Eulogio Flores, quien estaba desaparecido hace dos años.
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