• ENVIDIABLE. Con 102 años, todavía recuerda el día y la hora de su nacimiento, los poemas que escribió y el tiempo exacto que estuvo en la guerra del Chaco.

Por Edson Vázquez – @edsontendota

Don Sixto Vázquez con sus 102 años de vida aún recuerda que su madre le contó que nació un sábado a las 2 de la tarde, el 6 de agosto de 1915. El único sobreviviente de la guerra del Chaco en Sapucái recuerda también que fueron 30 meses exactos el tiempo que sirvió en la contienda como voluntario y secretario del Mariscal Estigarribia. Cada año es homenajeado por el colegio “Florencio Zárate”.

“Che ko amba’apo 26 años y 16 días Ferrocarrilpe ha upei ajehubilá. Nunca desocupé mi puesto”, relata don Sixto desde su casita en Sapucái, departamento de Paraguarí, adonde había arribado desde su natal Valenzuela y de donde fue arreado para ir a la guerra del Chaco.

Sixto tiene una memoria infranqueable como su pasión por los versos y poemas que en su juventud escribió. “Treinta meses ajapo la che servicio guerra hápe. Le acompañaba como voluntario a los doctores. Estuve también muy cerca del Mariscal Estigarribia en sus carpas como secretario”, relata con total lucidez desde su silla cable.

Al cuidado de su hija y sus nietos, don Sixto volvió a su Sapucái querido luego de vivir un tiempo en Asunción con otro de sus 5 hijos que aún viven, pues en total fueron 8 alguna vez. Su memoria parece fortalecerse con el paso de los años.

Va hasta un colegio a contar todas sus historias de guerra

Don Sixto es homenajeado consecutivamente desde hace tres años por el colegio “Florencio Zárate”, de su ciudad. El año pasado realizaron un feroz desfile estudiantil solo para él, y este año la Municipalidad lo declaró ciudadano ilustre de Sapucái. “Este año lo hicimos acá en la institución con la presencia del intendente y la bandita de la Artillería. Después se sentó y contó sus historias de la guerra, que es lo que le gusta”, comentó la licenciada Gladys Agüero de González, directora del colegio.

Poeta errante y bohemio, sigue recitando con 102 años encima

“En esta noche vengo a tu puerta, para cantarte che mboraihu, levanta Irma oye la queja, ndeve aguerúva mbarakapu. Dentro de mi alma llevo tu nombre, chemoîrumivo aquella vez, levanta Irma con tu caricia, chemokunu’û amanomboyve”, rezan las dos primeras estrofas de su poema “Irma querida”, que recitó fluidamente frente a nosotros con la mirada puesta en algún recuerdo de su fallecida esposa Irma Antonia Alfonso. Tiene varios poemas en su haber que aún los sigue recitando perfectamente.