• CARITATIVO. Don Santacruz siempre está ayudando a los que necesitan y de paso predica la palabra de Ñandejára

Era un 19 de mayo del 2011 cuando Miguel Santacruz (53) transitaba por las calles de luquelandia sobre su moto, como cualquier otro día, haciendo sus diligencias de aquí para allá. Pero lo que él no sabía es que esa fecha quedaría marcada en su historia de vida, ya que accidentalmente cayó sobre cabeza un proyectil de alto calibre que no le traspasó la cabeza porque llevaba puesto su casco.

“Sentí yo por mi cabeza algo. Después me saco el casco que se rompió un chiqui, pero no me pasó un poco nada, tengo un poquito en mi cabeza una medio cicatriz, si tocas se siente, pero nada no me pasó”, decía Miguel, más conocido como “bala perdida”

Gracias a esa experiencia transmite alegría y paz, contó que desde ese entonces su vida cambió, sintió que Dios le dio otra oportunidad y fue ahí donde su fe y sus ganas de ayudar a los que necesitan fue incrementándose.

“Yo siempre predicaba, pero desde que me pasó esto siento que Dios me da fuerza y siempre voy donde la gente puede necesitar ayudar. Siempre estoy donde hay problema, como en el Abasto, en el Mercado de San Lorenzo, hasta incluso a veces hago parar los autos para que los alumnos puedan cruzar la calle”, decía el karai.

Acomodando su casco bajo su brazo contó que es técnico de refrigeración, pero cada vez que siente el llamado de ayuda deja de lado su trabajo y acude a los más necesitados para poder darles una mano y también darles paz en el momento de angustia y desesperación.

“El papa Juan Pablo II me habló en sueños”

En medio de sus miles de anécdotas y sin dejar de pronunciar a Dios y María, “Bala perdida” contó que una vez le soñó al papa Juan Pablo II, quien, según él, le bendijo y le dijo muchas cosas que hasta hoy las mantiene en silencio. “El papa Juan Pablo II me habló en sueños, pero hay cosas que no se puede contar ni revelar”, afirmó el karai. Su amor por Cristo cada día crece y lo seguirá venerando hasta el último de sus días.

6 AÑOS

Ya es el tiempo que pasó de aquel incidente que cambió la vida de Santacruz.