YPACARAÍ. A las 16 horas de un 18 de julio del 2000 se escuchó la última pitada de la locomotora que pasó por Ypacaraí. Luego de esto solo los recuerdos quedaron en la estación de tren.

Hoy, con las termitas comiendo algunas maderas del techo construido por ingleses hace más de 150 años, a ú n v i v e Amado Ferreira, quien fue el último telegrafista de la vieja estación.

Amado, de 48 años, es de una familia de trabajadores ferroviarios.

Su papá trabajó como jefe de cuadrilla por 30 años y sus dos hermanos se desempeñaron como telegrafistas, de quienes aprendió a comunicarse con puntos y líneas desde chico. “La cantidad de gente que había acá, habían chiperas, vendedores de jugos, carretilleros.

Algunas veces les encuentro a vendedores de artículos de cuero que estaban por acá, y hace poco le encontré a un señor que proveía leña acá.

Si los ferroviarios nos encontramos nos pasamos hablando, pero ya son solo recuerdos”, dijo consultado sobre qué es lo que más extraña.

Amado, quien vive en el ferrocarril, es el encargado del lugar, por un convenio entre la municipalidad de la ciudad y Fepasa.

He’i que vienen extranjeros de toda Europa y otras latitudes a visitar la estación.

“Yo lo que deseo es que los jóvenes se interesen y presenten proyectos para poder revitalizar esto, que se reactiven otra vez las estaciones”, reclamó.

Amado no tiene pareja, “soy un solterón, me casé con el ferrocarril”, dice .