El martes pasado, Roberto Viedma, propietario de una playa de autos, recibió una llamada donde un hombre preguntó por un vehículo. Él le comentó que tenían ese modelo y pactaron en encontrarse en la playa para ver el rodado. Pero eran otras las intenciones del “comprador”.
En horas de la tarde, dos hombres bien vestidos, grandes, uno morocho y otro rubio, llegaron a la playa y dijeron que eran los interesados en el auto, un Toyota modelo Allion color bordó. Los tres subieron y salieron a probar el vehículo. En un momento dado el que conducía dijo escuchar un ruido raro y salió a verificar, en se momento Roberto pilló que se trataba de un robo. El conductor volvió. Viedma intentó quitar la llave del auto pero estos se lo impidieron, entonces Roberto se lanzó de auto y logró escapar. Horas después hizo la denuncia del robo.
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