ESTADOS UNIDOS. Stacey Fitzner, dueña de un bulldog de 15 meses, vivía recibiendo mensajes y videos de parte de su vecina, Kelly Folse, una veterinaria que todo el tiempo se quejaba del ladrido del perro.
El perro siempre fue muy amigable y dormía hasta en la cama de su dueña, todos lo querían, menos la vecina veterinaria a quien le molestaba los ladridos del jagua, se pasaba quejándose e incluso enviando denuncias a la policía.
El miércoles, cuando la dueña del perro fue a su trabajo ni pensó lo que podía pasar. Su madre pasó frente a su casa y vio a Brusier el bulldog tirado en el piso en un charco de sangre. Tenía una bala en la cabeza, pero aún respiraba.
Fue trasladado de urgencia al Hospital Veterinario Abadie, y aunque los médicos intentaron reanimarlo, no tuvieron suerte.
La bala había ingresado a su cráneo por el ojo derecho. Los médicos aconsejaron sacrificarlo para que el sufrimiento no continuara. Y así lo hicieron.
La dueña del animal acusó directamente a la veterinaria y los policías allanaron la casa.
La detuvieron por crueldad animal agravada, posesión y disparo de arma de fuego y posesión de drogas.
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