El martes por la tarde, un karai fue detenido por una denuncia de violencia contra la mujer. En el procedimiento, el mismo le pegó un raje de aquellos.

Los volái lo persiguieron, lo detuvieron y lo llevaron a la comisaría donde garroteó primero a media docena de uniformados, luego a su compañero de celda y de yapa a su cuñado, en medio de los gritos insoportables de una mujer.

El suboficial Rolando Cañete, de la Comisaría 5.ª de Hernandarias, omombe’u que fueron sus camaradas de la 6.ª los que pidieron el apoyo para controlar al “gigantón”.

“Cuando le pidieron su documento de identidad él subió al auto y rajó. Ahí nos llamaron y empezó la persecución. Llegamos hasta su casa, y como él no pudo entrar, lo paramos. Ahí empezó a agredirnos”, he’i.

Una denuncia anónima fue la que alertó a los policías que el hombre fue en su vehículo hasta el encuentro con una mujer que estaba en su auto, ingresó al mismo y empezó a agredirla. En ese ínterin llega la patrulla y procede a detenerlo.

“En la comisaría empezó a ponerse nervioso. Nosotros tratamos de apaciguarlo para no usar la fuerza y ahí empezó a agredirnos.

En una de esas salté por él, ligué un sopapo por mi cara, pero le eché y me subí hasta reducirlo”, contó el agente que recibió un fuerte golpe en la nariz y en el labio superior.

“Si lo tocábamos nos decían gatillo fácil. Podíamos usar cachiporras o nuestras armas también, pero no queremos que después la gente diga de todo por nosotros”, he’i. En el momento de la aprehensión en su vehículo encontraron varias botellas de cerveza.