• DE FAMILIA. Venus Miranda heredó la profesión de su papá y dijo que solo la práctica le lleva al maestro hasta la perfección

Entre hierros, tuercas, herramientas, ruido de motor y humo, Venus Catalina Miranda (54) escucha con amabilidad sobre el problemita que tenía el vehículo que acaba de llegar al taller donde trabaja. Le pide al señor que levante su capó para que ella misma lo inspeccione y así poder darle una solución.

Mientras que el sudor iba formándose en su sacrificada frente, Cati, como lo llaman sus conocidos, contó que el taller era de su papá, quien le había enseñado todo sobre la mecánica, ya que ella desde muy jovencita empezó a trabajar en el rubro.

“Yo terminé el colegio y vine a trabajar con mi papá como secretaria nomás y de a poco empecé a hacer multiuso. Ahora ya hago todo, somos entre tres pero a mí me tocó heredar el trabajo de mi papá”, contó Cati.

En su juventud no se quedó atrás con el estudio, ya que se recibió de profesora de cocina, diseñadora de modas y decoradora de interiores, pero jamás se le pasó por la cabeza querer dejar la mecánica. “Somos tres hermanos, uno es doctor, la otra es profesora y yo estoy acá en el taller, nunca antes se me pasó querer dejar esto por la carrera que seguía, porque no había tanto rubro como hoy día”, decía la doña.

Resaltó que fue a estudiar sobre la parte eléctrica del automóvil, pero que no hay ninguna clase con profesor que te lleve a la perfección que no sea la práctica, que todo lo que logró lo hizo con la práctica. “Estudié pero la práctica me hizo perfeccionar y entender las cosas, no es lo mismo estar ante un motor verdadero”, decía mientras probaba unos cablecitos con otros.

Los fines de semana deja las herramientas y es ama de casa

Cati contó que al término de su día laboral, en su casa, se convierte en una mujer más, ya que debe planchar, cocinar, lavar la ropa y hacer los quehaceres de la casa, ya que debe cumplir con todos sus deberes.

“Los fines de semana uso para dedicarme a la casa, todo lo que no hago entre semana, cuando estoy ahí soy una más, no me olvido de hacer esas cosas”, decía la supermecánica dejando salir una sonrisa de su rostro. Contó que es madre de un joven, quien se encuentra estudiando en la Universidad.

38 AÑOS

Lleva Cati haciendo la diferencia en medio de tantos hombres que también trabajan en el rubro de la mecánica.

EL TALLER

Su local se encuentra sobre la calle Colón casi Suiza, frente a un concurrido supermercado del barrio Sajonia.