• ENSEÑANZAS. Ña María comentó que esta noble labor aprendió de su abuela

La escena de una mujer de Gran Asunción dando a luz puede ser muy diferente de la aldea Las Flores, comunidad La Patria, de Puerto Pinasco, en el departamento de Presidente Hayes, a casi 500 kilómetros de Asunción. Allí la película parece ser otra.

Eso se pudo apreciar con este último caso de la adolescente de 17 años que sufrió una barbaridad en medio de su proceso de parto, ya que no podía ser trasladada a ningún centro asistencial debido a los caminos intransitables. Finalmente tuvo un final feliz porque la ayuda aérea de la Secretaría de Emergencia Nacional (SEN) -gracias a un pedido de auxilio- llegó justo a tiempo. Gracias a eso nació un hermoso bebé.

Como este caso ocurren muchos más. Algunas embarazadas no tienen la suerte que tuvo esta menor. Y otras, salvan la situación gracias a las manos de una mujer a las que todos en la comunidad consideran palabra mayor y la llaman el “ángel de los bebés”.

Hablamos de doña María Riquelme (34), quien hace 12 años cumple la función de “partera empírica” en la zona y cuenta con gran orgullo que así ayudó a nacer a varios bebés. Muchos de ellos hoy ya son adolescentes.

“Aprendí desde chica de mi abuela Ángela que ya falleció. Ella me mostraba y me enseñaba. Me decía que algún día sus enseñanzas sería de gran utilidad para mi vida y para salvar la vida de muchos. Hoy veo que es así, se está cumpliendo sus dichos”, dijo doña María.

“Soy la partera empírica del lugar. Lo que hago me llena el corazón. Ya traje al mundo a varios bebés que no pudieron ser asistidos como correspondía. Algunos ya son grandecitos y me satisface ver que esa vida se haya salvado gracias a una mano solidaria”, agregó.

“Ver que las madres y criaturas se salvan es lo mejor”, comentó

Doña María fue la primera que asistió a la adolescente de 17 años que sufrió complicaciones de parto el pasado lunes. Dejó en claro que cuando los partos (como fue el caso de la adolescente) son de alto riesgo, pegan el grito al cielo para llevarlas hasta algún centro asistencial.

“Sí o sí tenemos que sacar al paciente. Hacemos todo lo posible porque desde acá no tenemos muchas facilidades. Lo de esta adolescente gracias a Dios salió todo bien y la ayuda llegó a tiempo”, dijo.

“Esta función lo hago porque me gusta ayudar. La realizó aquí en la comunidad como así también me llaman de otras comunidades. Yo voy, lo hago voluntariamente, con mucho amor. Ver que las madres y las criaturas se salvan y están sanas es lo mejor”, agregó.

“Ojalá puedan ver las necesidades que pasamos y nos puedan ayudar”

Ña María comentó que muchas veces las indígenas sienten que son dejadas de lado por las autoridades correspondientes y eso les tiene con tristeza. “Aquí se necesita ayuda de todo tipo. Ojalá puedan ver las necesidades que pasamos y nos puedan ayudar”, dijo. “Si por ahí alguna autoridad nos pueda proveer de alguna ayuda. Yo trato de hacer todo lo que está a mi alcance. Pero se necesita mucha ayuda”, finalizó.

Reconocimiento

En el Chaco es visto como un trabajo muy heroico los que realizan las parteras. Incluso piden que sean reconocidas por las autoridades.