La vida puede ser un gran teatro y uno toma el papel que quiera. Amparo Velázquez parece que en su momento aceptó un papel de odiosa. Ese papel que vemos en las novelas, la ñañala, la mujer con dinero que gesticula y purea contra la protagonista que siempre aparece como la Cenicienta para luego convertirse en la princesa.

Estudió en la Academia de Televisa y quizás por eso Amparo Velázquez sabe llevar su papel de soberbia, bueno al menos yo creo eso.

El público quedó realmente odiando a Amparo. Se puede ver en las redes hasta hoy. Luego de resaltar sus viajes por Miami y sus tuits por el huracán Irma, a la gente le irrita los ojos y los oídos ver o escuchar a Amparo todavía en tevé.

Pero cada uno es libre de mostrar sus triunfos como quiere. Que a la gente le caiga bien eso, es todo un problema.

Antes de pasarse a un “freezer”, el Canal le dio la mano y siguió apostando por ella. Hasta que cansó al público que hoy pide que no esté en “Yo me llamo”.

Mañana, tarde y noche la veíamos en algún programa. Le hubiese venido bien un tiempo de congelamiento tal como pasó con Carmiña Masi cuando se mandó otra célebre frase con el guaraní o con Malala Olitte, cuando se filtraron sus fotos íntimas.

Kike Casanova llevará un yunque durante la nueva temporada de “Yo me llamo”. Esperemos que el conductor pueda escudar a su compañera de los ataques y que no termine salpicándolo a él.

En el peor de los casos, es el programa que podría salir afectado con la presencia de Amparo. Pero demosle una oportunidad más. Ojalá Amparo saque a relucir sus clases en Televisa y nos presente un nuevo personaje para “Yo me llamo”.