• FELICIDAD. Comentó que ahora sale a la calle sin la timidez con que lo hacía antes. Además, no le cierra las puertas al amor

Cuando los médicos le acercaron un espejo, Hugo Espinoza (50) observó su imagen por varios segundos. Respiró profundo. La situación lo ameritaba: ¡tenía un rostro nuevo! La espera fue larga. Pero confiesa que valió la pena. Ahora, el hombre no para de sonreír.

“Ya no tengo vergüenza de hacerlo”, dijo. Sale a la calle de su querida ciudad de Pilar sin la timidez con que lo hacía antes. “No me afectaba del todo que todos me mirasen, me acostumbré rápido, pero no te voy a negar que incomodaba un poco”, contó.

Don Hugo fue sometido hace unos días a una cirugía tras años de convivir con un tumor en el ojo izquierdo, que le fue diagnosticado a los 7 meses de edad. La enfermedad no solo le incapacitaba la visión, también le desfiguraba el rostro.

Hoy, gracias al Programa Ñemyatyrõ –del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social (MSP y BS)– que lleva a cabo cirugías reconstructivas gratuitas a personas de escasos recursos económicos, el don luce un rostro nuevo y sin titubear asegura que: “A mis 50 años volví a nacer. La alegría que tengo en el corazón es muy grande”, comentó a Crónica.

“Trabajé toda mi vida por mi cuenta, vendiendo frutas y otras cosas en mi casa. Encontrar trabajo… ni lo intentaba, sabés luego por qué”, he’i. Agregó además que hace un buen tiempo que cortó una relación sentimental y que ahora no le cierra las puertas al amor.

“No tengo hijos, me gustaría tenerlos. También encontrar a esa persona que me acompañe el resto de mi vida”, finalizó.

“Todo llega a su tiempo”, he’i

En febrero del 2017 se realizó su primera cirugía con Ñemyatyrõ y seis meses después, en julio se concretó la segunda operación y en marzo de este año llegó a su tercera intervención. El Dr. Bruno Balmelli, quien lleva adelante dicho programa, dijo que cada procedimiento quirúrgico duró entre 2 y 3 horas y estuvo a cargo de los doctores Marco Stabile y Miguel García.

Indicó que para agosto de este año se estaría concretando otra cirugía reconstructiva. “Le doy gracias a Dios por lo que estoy viviendo, y a todo el plantel médico de Ñemyatyrõ por la atención que me brindaron. Todos los que me atendieron lo hicieron de maravilla”, dijo. “Con todo esto aprendí que todo llega a su tiempo y que nunca hay que perder la esperanza y la fe”, finalizó.

El “ángel” que apareció en su camino y le dio una solución

“Acudí a hospitales privados. Fui a la Argentina y a Cuba, donde me realizaban pequeñas extracciones, pero el fibroma seguía creciendo cada vez más”, siguió contando don Hugo. El hombre hasta llegó a resignarse, hasta que, una persona –que siempre pasaba por su casa– se le acercó una mañana. “Se trata de don Miguel Ramírez. Vive por aquí también. Siempre nos saludábamos, pero hasta ahí. Había sido desde hace un buen tiempo que venía buscando una solución para mi problema silenciosamente. Fue él quien me habló de esta solución. Contactó con la doctora Catalina Cardozo, quien me derivó junto a su marido, el Dr. Luis Amarilla. Y desde ahí me derivan al Programa Ñemyatyrô, para la reconstrucción de mi rostro. Le estoy profundamente agradecido”, explicó.

Cirugía

Mencionó que debe someterse a una cirugía jey donde le estarían realizando injerto de ceja y reconstrucción del párpado.

Neurofibromatosis

Es el nombre de la rara enfermedad que afectó a don Hugo Espinoza y que le generó enormes tumores en el rostro a tal punto que solo podía ver con un ojo.

Tratamiento

Ahora, el hombre sigue tratamiento con oftalmólogos de la Fundación Visión para ejercitar el ojo izquierdo que por tantos años estuvo obstruido por el fibroma.

Aliento

El paciente alienta y pide a las personas que cuentan con esta misma condición, a acercarse hasta el Programa Ñemyatyrô para buscar una solución.