“Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad”, decía el gran genio, Albert Einstein. Y a don Lorenzo Codas, de 93 años de edad, le sobran las ganas. Es de esas personas que le ganan al tiempo. Que viven en base a sus pasiones y motivaciones.

Hoy, sus arrugas y cabellera blanca sobresalen entre tanta piel joven en las aulas de una Facultad. Sí, a su edad, el abuelito se puso a estudiar la carrera de Filosofía en una institución educativa repletas de jóvenes, quienes retumbaron de aplausos y se agolparon en la puerta de la clase para palmearlo, saludarlo y felicitarlo por ser ejemplo para muchos. La experiencia que ganó a lo largo de su vida, lo convierte en el más capo de su clase, según sus compañeros, quienes también aprenden de él.

Una de sus hijas, de nombre María Codas, compartió la historia de don Lorenzo en su cuenta de Facebook y, en un abrir y cerrar de ojos, su muro se llenó de mensajes de halagos y felicitaciones dirigidos a su padre.

“Mi padre quedó viudo hace 2 meses y me dijo que ahora que mamá no está tiene tiempo libre para volver a estudiar. Me dijo que le gustaría Filosofía, ‘es interesante y diferente a los números que como ingeniero me ocuparon toda la vida’, me dijo”, contó en su cuenta, y acompañó el escrito con una fotografía donde se ve al don atendiendo atentamente las explicaciones del profesor.

“Yo no le tomé muy en cuenta, pero ¡cuan grande fue mi sorpresa al recibir esta foto donde se lo ve siguiendo muy interesado su primer día de clases! ¡Ejemplo de resiliencia y de amor a la vida!”, agregó. “Ejemplo que nos deja como herencia a sus hijos, nietos y bisnietos. Estamos orgullosos de tenerlo”, finalizó.

“Esto hay que registrar, es histórico”, dijo su profesor

Don Lorenzo es un respetado ingeniero y profesor de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Asunción. Sus ganas de seguir aprendiendo siguen y hoy es, tal vez, el estudiante más longevo del país. Los profesores de la institución donde estudia solo tienen palabras de admiración hacia su persona.

“Lo primero que dije al verlo llegar fue: ‘Esto hay que registrar. Es histórico’”, comentó Ángel Macchi, uno de sus profesores. “Es el alumno más joven que ha entrado a mi clase porque pienso que la juventud no se mide por la piel o la edad física sino por esa actitud, que le falta a tantos veinteañeros. La juventud se lleva en el alma”, agregó.