- ATENTA. Con una amabilidad única, ña Ignacia atiende con alegría a todos sus clientes
FERNANDO DE LA MORA. A lo lejos se oía el mazo machacando los yuyos en el mortero. El sonido hasta si se quiere le daba melodía a la coreografía que se formaba con los rayos del sol, peleándose para poder pasar entre las hojas de un frondoso árbol y así iluminarla a ella. A esta kuña guapa que con orgullo vestía experiencia.
Una sonrisa completaba la escena en donde sus manos y el trajín de más de seis décadas eran principales protagonistas. “Tenía 8 años por ahí cuando empecé, mi papá falleció muy joven y mientras que mi mamá vendía sus flores, yo vendía el remedio para el tereré”, comienza contando doña Ignacia Morínigo, que en su primer párrafo ya resume una historia de lucha.
Las manos van y vienen. Los yuyos salen casi licuados mientras la gente forma fila para comprarle. Cuando empecé, andaba con un canasto. Caminaba por todos lados y así vendía todo”, relata para ir agregando condimentos a su pasado. Y tira un dato no menor. “Con el tiempo tuve que dejar. Me había roto mi cadera hacia acá (mostrando el lado derecho con una mano), donde tengo platino ahí y después de eso ya no salí más por la calle, me instalé frente a mi casa, gracias a Dios tengo muchos clientes. Todos me conocen y se quedan a comprarme mis remedios”, he’i la abuela.
Siempre supo lo que es pelearle un pedazo de pan a la vida. Por eso, así como sus brazos no se quedan mientras trabaja, tampoco se quedaron cuando la necesidad quiso invadirla. “Con esto, saqué adelante a mis tres hijos. Con la ayuda de mi marido y el sacrificio del trabajo sacamos una vida adelante”, remató.
EJEMPLO
Doña Ignacia aseguró que el querer trabajar para progresar depende de uno, que no hay barreras para quienes desean conseguir el pan de cada día de manera honesta.
LUGAR
El puesto de doña Ignacia se encuentra sobre la calle Teniente Etienne de la ciudad Joven y Feliz, Fernando de la Mora, hacia el barrio Laguna Saty de la Zona Norte.
64 AÑOS
Es el tiempo que lleva ña Ignacio vendiendo remedios. Actualmente su hijo le trae del Mercado de San Lorenzo bien temprano.
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