• SATISFECHA. Doña Aurora está más que feliz y orgullosa del honesto trabajo que le da el pan de cada día

Un caliente brasero que humeaba al lado de doña Aurora Bogarín (60), daba combate a la fría mañana. Allí, la señora preparaba la comida del mediodía sin descuidar las flores multicolores que colocaba frente a su stand en el Cementerio del Este.

Con una alegre sonrisa contó que a la edad de 12 o 13 años, en compañía de su querida madre, empezó a trabajar vendiendo flores en el cementerio. Su mamá fue una de las primeras dentro del lugar, aseguró.

“Mi mamá fue madre soltera, crió 6 hijos de manera honesta y trabajando. A la mañana vendía comida en frente (sobre Santa Teresa) y de tarde vendíamos flores. Nosotros vivíamos hacia Molino y antes veníamos a buscar leña de acá”, contaba ña Aurora, quien dejó salir algunas lágrimas al recordar a su querida madrecita, quien se sacrificó por sus hijos.

Contó que ella durante toda su adolescencia pasó dentro del cementerio, “cumplí mis 15 estando acá…”, decía la florista mientras resaltaba que fue la única que heredó el trabajo de su mamá.

“Yo crecí acá, siempre ayudándole a mi mamá, quien fue una de las primeras. Antes no era como ahora, cuando vinimos recién, el barrio era puro agua, ahora cambió mucho”, decía la doña.

Resaltó ser madre de 4 hijos, a quienes con el sudor de la frente les dio todo lo que pudo en base al sacrificio, siendo así dos de ellos uniformados.

“Soy madre soltera, y de este honesto y sacrificado trabajo le saqué adelante a mis hijos. Dos son militares, ya están todos grandes mis hijos”, decía Aurora. Resaltó que a sus hijos también los crío dentro del cementerio y les inculcó los mismos valores que ella aprendió con el paso del tiempo.

MADRUGADORA

Desde las 5:00 ña Aurora ya se instala en su puesto de venta. He’i que los fines de semana es donde más venta tiene.

50 AÑOS

Más o menos es el tiempo que doña Aurora trabaja en el lugar, donde creció e hizo crecer a sus hijos.