En lo más alto de algún edificio, Wilson Romero (23) comienza con su labor. Con las piernas colgando en el aire, se acomoda en su silleta y disfruta –al igual que sus compañeros– una vista única a la que solo acceden las aves. Junto con su hermano Osmar (19) pertenecen a una “familia de silleteros” que desde hace seis años formaron su empresa Pintuservic RS y se dedican a hacer trabajos en altura.
Hacer esa labor no es sencillo, explica Wilson. Y más aún cuando surgen algunos factores que complican un poco el laburo. Por ejemplo, cuando el frío les hace “compañía” en lo más alto de algún edificio y causa incomodidad térmica. Pero a pesar de las bajas temperaturas, los “silleteros” entregan todo en la obra que hacen y los resultados son siempre positivos.
“Tenemos que vencer todo para lograr un trabajo como corresponde. Siempre con la mayor seguridad. El resultado es siempre óptimo y no varía”, dijo Wilson a Crónica. Pero eso sí, los “silleteros” se las ingenian para conservar el calor en sus cuerpos en época de invierno. Y es que deben mantener los movimientos de las manos y los pies de la mejor manera.
“La altura pasa a un segundo plano cuando hace frío. En las alturas el frío se siente tres veces más”, dijo y contó qué hacen para “chulear” el ro’y. “Algunos hacen un precalentamiento como los jugadores antes de subir, como así también cuando bajan, se hace un poco de ejercicios con el técnico (persona que les dirige), antes de bajar también porque el cuerpo está fijo en un lugar y bajar de golpe no es recomendable”, confesó. “Además, utilizamos pasamontañas, tapabocas, guantes, nos encimamos las ropas sí o sí, le hacemos frente al frío como sea”, agregó.
“En lo alto te pueden pasar muchas cosas”
Wilson comentó que con su equipo de Pintuservic RS son expertos en colgarse de los edificios para pintar, limpiar los vidrios, hacer cambios de tableros, etc. Agregó avei que es consciente que allá arriba puede pasar muchas cosas. “En lo alto te pueden pasar muchas cosas, podés sentir estirón, desgarre en las piernas, mareos, náuseas, te podés quedar en shock, muchas cosas te pueden pasar y hay que estar preparado. Contamos con un equipo (técnico y rescatista) para todo”, añadió.
“El técnico se comunica con el ‘silletero’ automáticamente a través de una radio y el rescatista está para intervenir ante cualquier eventualidad”, explicó.
De vendedores de bollos a trabajar “en la cima”
Los hermanos Wilson y Osmar son jóvenes que comenzaron desde muy abajo y que ahora disfrutan de su empresa. “Nunca pensamos que íbamos a llegar a ser lo que somos ahora. Éramos simple vendedores de bollos en las calles, limpiavidrios en los semáforos. Hoy en día estamos trabajando como empresa a nivel nacional y estamos viendo en potenciar todo”, contó Wilson.
“Somos 17 ‘silleteros’ en total”, agregó. “La costumbre a la altura ya la tenemos, pero siempre cuando trabajamos en un nuevo edificio, la adrenalina aparece sí o sí, pero prevemos todo en cuanto a la seguridad”, finalizó.
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