La famosa “hora” que todos los mortales tienen marcada en el reloj de la vida parece que como siempre hizo de las suyas. Y sino que lo diga un compatriota que por cuestión de solo un puñado de minutos hoy puede contar la historia.

“Manejamos la información que un compatriota que trabaja en el puerto, donde prácticamente todo desapareció, estuvo en el lugar hasta unos minutos antes de la explosión. Una media hora antes se retiró”, contó a la 1080 Osvaldo Bittar, encargado de Negocios en el Líbano.

Más allá de las imágenes que recorrieron el mundo, Bittar he’i que lo que se vivió fue algo de terror. De hecho, el edificio en el que se encuentra su despacho está a 4 kilómetros de donde todo voló, y aún así se sintió bastante fuerte la explosión.

No corrieron la misma suerte las embajadas de Argentina y de Brasil, que sí sufrieron un montón de daños por la magnitud de la onda expansiva que arrasó con todo a su paso.

En la enorme lista de personas que se encuentran heridas, hasta el momento, no se tiene conocimiento que algún paraguayo figure en la misma. Bittar contó que los hospitales colapsaron por la gran cantidad de heridos. Si bien algunos presentaban heridas más bien superficiales, como cortes por culpa de la “lluvia de vidrio” que se dio en varias partes, otros sí estaban de gravedad, ya sea por el fuego, por ser blanco del “empujón” que da la explosión o por quedar atrapados en los edificios cuyas estructuras no soportaron la “minibomba atómica”.

DESAPARECIÓ

“Un barco turístico que estaba en la zona portuaria del muelle también se hundió ayer con todos los pasajeros y tripulantes”, he’i Bittar.

Paraguaya que sintió ese caos dio testimonio

Esmilce Riveros, quien desde el 99 está en el Líbano, contó el infierno que se vive dentro de un país castigado desde hace tiempo por diferentes situaciones. “Ni en la guerra vivimos todo lo que estamos viviendo en este momento. Ojalá que Dios se apiade de nosotros”, comenzó relantando a la 1080, al momento de apuntar que “la explosión fue algo terrible”.

Contó que luego de una explosión social, que se dio en octubre del años pasado porque el país se declaró en quiebra, vinieron la pandemia y la crisis económica. Ahora, la explosión “que también afectó a un silo donde se estaba guardando alimento para la población. Ni eso nos quedó. Es terrible todo lo que estamos pasando”.