Ocurrió en el Centro Penitenciario Nueva Esperanza, en la provincia de Colón, Panamá. Ojepilla al gatito cuando intentaba entrar a la cárcel con varios fardos llenos de drogas atados a su lomo.
Al parecer, los presos “engatusaban” al michi con comida para que entre a la penitenciaría y alguien desde afuera le ataba la droga a su cuerpo, según explicó el fiscal de drogas de Colón y Guna Yala, Eduardo Rodríguez al diario local El Siglo.
No sería la primera vez que los presos usan animales para transportar drogas, el pasado 7 de marzo la policía atajó una paloma que tenía sustancias ilícitas atadas a las patas y se había estrellado contra la cerca.
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