Doña Josefa camina 14 kilómetros diarios para ir hasta su plantación. El secreto de su salud está en su alimentación, aseguró.

Casi tres cuartas partes de siglo han pasado desde que doña Josefa Bogarín aprendió a cultivar frutillas de la mano de su ahora difunto esposo. Solo su rostro arrugado delata su edad porque su espíritu y su salud son como la de una quinceañera.

A sus 88 años la reliquia de los frutilleros de Estanzuela camina 7 kilómetros para llegar al terreno que alquila para su plantación. Hace 70 años esta admirable abuela se dedica a plantar la fruta, trabajo con el que crió a sus 8 hijos.

“A las seis de la mañana ya estoy acá. Vengo caminando. Soy más sana que una quinceañera, ni ndache ku’a rasyi. Depende mucho de la alimentación para ser sana, nunca comí comidas chatarras ni gaseosas, kumanda ipokuére akakuaa va’ekue, gracias a eso soy fuerte y sana. Ya recibí la segunda dosis de la vacuna, con eso estoy más tranquila de que no me va a agarrar este mba’asy vai que viene ahora”, dijo la abuela.

Doña Josefa antes de que salga el sol ya está limpiando y recogiendo frutillas. Antes de las diez de la mañana entrega su producción diaria a un comprador seguro. “Hoy recogí 28 kilos”, contó con rostro de satisfacción. Eran las 10:00, cuando ya se disponía a regresar a su casa caminando, otros 7 kilómetros del lugar.

“Aháma va’erã acociná, las 12 mboyve jakaru va’erã”, aseguró.“Yo vivo sola, iporã la che ‘mercadería kuéra’ ha amohendapaite”, dijo al referirse a sus hijos que ya formaron sus familias. “Gracias a Dios soy muy sana y no le molesto a nadie, sola me manejo en todo sentido, mi trabajo me da de comer”, expresó.

“Tiene mucho gasto cultivar frutillas, pero es lo que amo hacer. Ahora tengo que pagar la mitad por el alquiler del terreno, por 600 mil anual nos alquilan un espacio de 12 x 30. Acá tengo unas 4 mil plantas que me van a dar frutos hasta setiembre más o menos. Con lo que ganamos ya guardamos de nuevo para poder producir el año que viene, porque es mucho el gasto que tiene y no tenemos ayuda de nadie”, dijo la doña.

Mencionó que le gustaría recibir algún tipo de ayuda del Ministerio de Agricultura, porque las bolsas y el abono son muy caros. “Una vez que termine la frutilla cultivo poroto, melón y sandía, para aprovechar el abono de la tierra”, dijo.