Magalí Giménez Bogarín logró alcanzar su mayor meta: recibirse de abogada. Tras mucha dedicación y en especial constancia, la joven lleva enmarcado su anhelado título en la sala de su casa. En las últimas horas, juró como profesional del Derecho y espera seguir creciendo profesionalmente y continuar estudiando.
Pero detrás de este gran logro hay una historia marcada por el sacrificio diario. Magalí trabajó como ayudante albañil para solventar los gastos de la Facultad y hoy con orgullo puede gritar «que sí se pudo». “Hace 6 años atrás esto parecía algo inalcanzable, mucha gente incluso llego a decirme que no iba a poder concretarlo. A pesar de eso y como muchos jóvenes , decidí no rendirme y ser perseverante”, contó la ahora capa en leyes.
“Todavía viene a mi memoria aquel día en que tenía que pagar la primera cuota de mi matrícula y no sabíamos como íbamos a lograr pagar esa suma. Como mi papá es albañil decidimos que para poder alcanzar esa suma, él no iba a meter ayudante y yo decidí ayudarle en aquella obra.
Mis hermanitos y yo decidimos trabajar arduamente varios meses para poder pagar aquella matrícula”, recordó.
“Hoy solo tengo gratitud con mi familia y con todas esas personas que se convirtieron en ángeles en mi vida para que hoy pueda ser oficialmente una abogada”, añadió.
“No puedo negar que tuve muchos obstáculos en mi camino que hoy le dan a este día el sabor más glorioso que pudiera tener. Solo puedo decirte a vos que no te rindas y que el que persevera alcanza”, aconsejó.
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