En Twitter, una contadora contó la curiosa historia de un cliente suyo al que se le bloqueó su sistema Marangatú (que sirve para hacer pagos al SET). La onda es que el cliente en cuestión cambió su contraseña porque su ñorsa ¡le controlaba la facturación! Atendé lo que es este hilarante relato.

En su cuenta del pajarito azul, una contadora reveló que tuvo un inconveniente con su cliente, porque el mismo no le avisó que cambió su contraseña para poder realizar el pago del vencimiento de sus impuestos y dijo: «mi cliente cambió su contraseña de Marangatú sin avisarme, porque había sido su novia entra a mirar cuánto factura al mes. Se bloqueó su cuenta y tiene vencimiento pendiente, me manda al carajo a mí y había sido su novia lo que trató de entrar 100 veces, por eso se bloqueó. ¡Socorro!», tecleó.

La anécdota de la contadora no terminó allí, poco después tuiteó una actualización que decía: «Le pregunté a mi cliente cómo su novia sabía dónde mirar sus declaraciones, y me dijo que vio todos los tutoriales que hay en la página de la SET ja ja ja ja ja. Le amo piko a la toxi», he’i.

Al toque el rollo compartió su historia y la cosa se hizo viral cuando entró la famosa discusión de si es «saludable» que tu pareja esté revisando tu contabilidad, es decir, usar tu contraseña privada para bichear tus finanzas. Obviamente, por un lado estaba el team que estaba a favor de revisar hasta el anatómico ajeno con tal de «asegurarse de las cosas»; por el otro lado estaba el tema que decía que la confianza es la base de la relación, y que si ya llegás a ese nivel de desconfianza es hora de decir «chauchesku» nomás ya al vínculo.