María Concepción vive hace 57 años en el sitio donde tiene su local de venta de santos y artículos religiosos y donde hoy sigue la tradición de su familia.

Doña María Concepción Benítez es una caacupeña teete, ya que no solo nació en el corazón de la Villa Serrana, sino que encima llegó al mundo un 8 de diciembre, hace 57 años, en plena fiesta de la Virgencita Azul de Caacupé. La doña contó a Crónica que nació en el mismo lugar en donde hoy sigue vendiendo las imágenes de los santos, ya que en ese entonces su madre embarazada de 9 meses no quiso dejar de ir ese día a su puesto para hacer sus ventas. En medio del montón de gente que inundaba la cuadra, la madre de María Concepción empezó a tener los dolores de parto y ya no tuvo tiempo de llegar al hospital. Dio a luz con la ayuda de sus compañeras en su puesto de ventas en la plaza frente al Ykua de la Virgen de los Milagros de Caacupé.

“Yo nací en este lugar y desde que tengo uso de razón soy vendedora de santos. Por suerte tenemos mucha venta cada año, pero este año en particular la gente compra mucho más las imágenes de santos, especialmente de la Virgencita de Caacupé. No solo en mi local se puede ver que la gente compra las imágenes y de todas las medidas se lleva, quizá la gente después del encierro se volvió más devota o lleva los santos para cumplir alguna promesa o sentirse más protegidos”, contó la doña a Crónica.

Ella lleva ese nombre, María Concepción, en honor a la Virgencita, ya que cuando su madre empezó con los dolores de parto, le pidió a la Virgen que la proteja y que su hija naciera bien. Contó que ella se da el lujo de festejar su cumpleaños a la par de la madre de Dios. La doña dijo que toda su vida pasó en ese puesto y que le llamó la atención este año en particular que la gente compre más imágenes de la Virgen que cualquier otro recuerdo de Caacupé. “Se le ve muy diferente este año a los visitantes parecen más entregados a la fe”, expresó.

Promeseros ya adelantan la ida por miedo a aglomerarse

Muchos peregrinos manifestaron que se adelantaron en visitar a la Virgen antes de su día, ya que tienen miedo de la aglomeración durante el 8 de diciembre. La mayoría de los entrevistados ayer coincidió en que sentía la necesidad de llegar hasta la Basílica para agradecer por la protección que sienten que recibieron en los momentos más duros de la pandemia. Otros iban para cumplir su promesa por que gracias a la Virgencita pudieron mantener sus puestos de trabajos.

“Vinimos desde la ciudad de Santaní, nos organizamos entre amigos y familiares para venir y dar gracias por la bendiciones que recibimos, ya que ningún miembro de nuestras familias fue afectado por el virus”, dijo a Crónica Amalia Salinas, una promesera.

Ahora están sacando sus mercaderías del año pasado

Otro de los vendedores apostados en una de las plazas en las inmediaciones de la Basílica es don Del f ín Aguayo, quien cuenta que se quedó en el puesto de sombreros que era de sus padres y cree que cuando él ya no esté ese puesto dejara también de existir y que sus hijos no quieren seguir con la tradición familiar, dijo que en estos momentos ya no se usa el sombreo piri.

“Son todos sombreros chinos los que tenemos ahora, ya nadie se dedica a hacer el sombrero tradicional paraguayo”, he’i.

“Solemos tener mucha venta, estas mercaderías son las que preparamos para el año pasado, pero cuando se suspendió la festividad de la Virgen tuvimos que guardar todo, pero por el calor de estos momentos esperamos vender mucho”, contó.